No nos dejen solos…desde Argentina
En Argentina estamos viviendo horas oscuras. Oscuridad porque las sombras del neoliberalismo se han hecho presentes con una violencia y virulencia inusitada desde que el actual gobierno asumiera el poder en diciembre pasado. Libertades y derechos están jaqueados, son violados desde el Estado o con la anuencia de éste.
En la Argentina de hoy las voces de periodistas son acalladas, la cultura es avasallada, la educación pública es cuestionada y desfinanciada, hay presos políticos (el caso más resonante es el de Milagro Sala), se ha criminalizado a la protesta social, se establecido un protocolo de protesta que habilita a las fuerzas de seguridad a utilizar la violencia indiscriminada, se despide masivamente a empleados públicos sin justificación, se estigmatiza a la militancia y la participación en política, se persigue y violenta todo símbolo o referencia al gobierno anterior, se acosa a medios que no son genuflexos. Un gobierno que hiciera campaña proponiéndose como el “republicanismo encarnado”, rápidamente olvida los principios republicanos y los troca por la violencia neoliberal: Argentina acuerda a costos ridículos con los fondos buitre, nos endeudaremos para pagar deuda, retomaremos el vínculo con el FMI y sus invariables recetas de ajuste; en Argentina se premia a los sectores minoritarios que concentran la riqueza eliminando derechos a la exportación, se condena a su extinción a la industria y trabajo nacional al liberar cualquier restricción externa al ingreso de mercaderías. Argentina se ha convertido, otra vez, en el país que pretende ser el mejor alumno del FMI y que busca recibir palmadas de condescendencia del poder norteamericano, a cambio del negocio de pocos y del hambre y la miseria de los muchos.
El impresionante aparato de encubrimiento que ha desenvuelto el gobierno de Macri nos lleva a una situación de virtual “apagón informativo”. Las buenas relaciones, los buenos negocios, que el gobierno desarrolla con el multimedios Clarín, conlleva un blindaje mediático que roza el ridículo. Mientras la gran mayoría de los argentinos es distraído con montajes en torno a causas que hace años ruedan por tribunales en contra de la ex – Presidenta sin encontrar ninguna prueba en su contra, se consumaba la estafa mayor de ceder ante un Juez municipal la soberanía política de un país. Mientras a los argentinos se muestra ala pequeña hija del Presidente jugando en “la oficina de papá”, en las calles se extienden las colas de desocupados.
El actual gobierno dispone a su antojo de los medios públicos y de los privados (la cuenta a pagar son pingües negocios, por supuesto) para inocular una anestesia general a la población que consume acríticamente los medios de comunicación. Quien no cuenta con un acceso crítico a la información que recibe o que busca, se encuentra en un estado de indefensión total ante la construcción de las apariencias del nuevo gobierno. El ataque a la Ley de Medios, intervenida por decreto, y a la TDA constituyen ejemplos claros de qué pluralidad es la que pretende este grupo económico al mando del poder político. La exclusión de TELESUR de la grilla de Cablevisión fue la primer muestra de lo que ahora ha ocurrido: se priva a la población Argentina del acceso a contenidos informativos de calidad sobre Latinoamérica y del mundo. Su exclusión propuesta de la TDA no es casual. Este sistema de transmisión vino a reparar una injusticia fundamental como el acceso libre y gratuito a la comunicación y la información en espacios olvidados por quienes hacen de éstos derechos un negocio. Los contenidos de TDA, desde sus inicios, pretendieron dar cuerpo a un ciudadano críticamente informado, nada similar a los corderos que la CEOcracia de Macri pretende. Por eso TELESUR les representa un elemento díscolo, un obstáculo a la suspensión de la crítica y el juicio.
Amigos de TELESUR y de Latinoamérica, no nos dejen solos. Es abrumadora la penumbra que se cierne sobre Argentina. Los necesitamos investigando, informando, opinando. Desde aquí estableceremos todas las formas de resistencia al modelo neoliberal, éste que pretende convertir personas en números. Los números son objetos de los que se puede prescindir, a los que se puede borrar sin culpa. No estamos dispuestos, no lograran pasar por encima de los pueblos de Argentina y de la Patria Grande, que a la corta o a la larga, reaccionará ante esta violencia total.
Atentamente
Santiago José Polop. Doctor en Ciencia Política. Docente e Investigador de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba, República Argentina. DNI 30029662