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Mahdi Hasan Obeid, también conocido como Abu Rida, comandante de Hezbolá ha muerto en la provincia de Idlib , combatiendo a los grupos yihadistas, tan sólo un día después de que otro conocido comandante Hasan Hussein al-Hajj, también muerto en combate en la misma provincia de Idlib, fuera enterrado con honores militares en su localidad natal de Louaizeh en el distrito de Jezzine en el sur del Líbano. Hasan es la más importante figura militar de Hezbolá en caer en el campo de batalla en Siria desde que este conflicto comenzara hace cuatro años.
La ciudad de Idlib está siendo asediada desde hace una semana por el ejército sirio con la colaboración de los combatientes de Hezbolá y la aviación rusa en un importante operativo militar para liberar la ciudad de los grupos terroristas que hasta este momento todavía mantienen control sobre ella.
La participación en la guerra en Siria, de combatientes del Movimiento de Resistencia Islámica del Líbano, Hezbolá, le ha costado la vida a cientos de combatientes chiitas de la Resistencia libanesa, desde que en 2011 se iniciara el conflicto en Siria.
En enero de este año, un helicóptero israelí atacó un convoy de Hezbolá en los Altos del Golán sirios, asesinando a seis de sus miembros entre los que se encontraban el comandante Mohamad Issa, el hijo del legendario jefe del brazo armado de Hezbolá Imad Moughniyah (asesinado en Damasco por Israel en 2008) y un importante general iraní.
Fuentes cercanas a Hezbolá, informaron a Reuter, que al menos tres mil combatientes de Hezbolá han sido movilizados para luchar conjuntamente con el ejército sirio en la batalla de Idlib.
La participación de Hezbolá en la guerra siria ha demostrado cumplir el objetivo de prevenir la entrada de células terroristas en el Líbano, siendo también crucial para equilibrar las fuerzas en una contienda donde los grupos rebeldes cuentan con un financiamiento externo ilimitado así como con un armamento de última generación y entrenamiento y formación por parte de servicios de inteligencia de potencias militares afines.
Alberto García Watson / Beirut
