La ruta hacia el socialismo | Blog | teleSUR
19 abril 2015
La ruta hacia el socialismo

Mucho es el camino que han recorrido las democracias populares en América Latina en los últimos 16 años. Esto se ha traducido en bienestar material para millones de personas que fueron excluidas por siglos, y que permanecieron privadas del acceso a lo más elemental para llevar una vida humana. En otros países de la región, el neoliberalismo se ha enquistado de una forma aterradora y esos excluidos son más cada día.

La ruta hacia el socialismo

Sin embargo, el avance en las condiciones de vida es apenas una parte de la lucha, que se libra también en el ámbito de la hegemonía ideológica, en el que la tarea parece ser más compleja y es donde tenemos menos avances. Hasta ahora, aunque parezca crudo, la construcción del socialismo se ve en desventaja frente al impresionante despliegue de dominio que nos imponen de mil maneras desde la ideología.

Nuestras costumbres, nuestra cultura, nuestras tendencias y nuestra posición frente al conocimiento, moldeados por siempre por los mecanismos ideológicos del sistema capitalista, son más bien frágil, por lo que nuestros procesos democráticos hacia el socialismo deben arriesgar cada tanto tiempo todo lo avanzado en procesos electorales que dependen mucho de las campañas, del control ideológico, toda una batería enfocada directamente sobre la mente de cada persona. De esa manera, seguimos teniendo problemas para movilizar nuestras sociedades sobre bases conscientes y no clientelares.

A la fecha deberíamos tener muy claro quién es nuestro enemigo, y porque debemos hacerle frente, pero nuestros pueblos siguen al ritmo de los culebrones en los que se les induce a creer que la injusticia es natural y que los seres humanos llegamos a este mundo en una suerte de lotería en la por decisión de la providencia unos seremos pobres y otros ricos.

“ Los gobiernos que ganamos en procesos electorales no son los únicos responsables de construir el socialismo”

Por otro lado, es visible la incapacidad de nuestras izquierdas a reflexionar, a criticar, y sobre todo, parafraseando al comandante Fidel Castro “…entender el momento histórico”. Los gobiernos que ganamos en procesos electorales no son los únicos responsables de construir el socialismo, si creemos eso, entonces caeríamos en contradicción con una frase ya trillada en nuestros medios de pensamiento “el socialismo no se construye por decreto”.

Posiblemente, a esta altura no deberíamos seguir cayendo en la tentación simplista del determinismo, y dejemos de ser proclives a a descontextualizar a Marx, a Engels, a Lenin y a tantos otros, que hicieron sus valiosos aportes, pero no tenían para si la tarea de pensar siglos después por nosotros. Leer a Marx sin contexto, equivale a quedarnos en un punto fijo contra el cual el enemigo se ha venido enfocando por más de cien años con una dinámica intensa.

Por otro lado, no es posible que, por otro lado, tratemos de satanizar la experiencia socialista de la Unión Soviética, que tuvo muchísimos desaciertos pero también avanzó de una manera inimaginable en campos que estaban reservados a la burguesía. El camino hacia el socialismo está lejos de ser una receta perfecta, lo más probable siempre será que cometamos muchos errores.

“El camino hacia el socialismo está lejos de ser una receta perfecta, lo más probable siempre será que cometamos muchos errores”

Seguramente estaremos de acuerdo en que la lucha de clases sigue vigente, y seguirá mientras existan intereses antagónicos entre clases. Pero ¿Saben nuestros pueblos identificar sus intereses de clase?, esta pregunta es clave, porque la defensa y profundización de nuestras revoluciones pasan necesariamente por una contraofensiva ideológica, que marque con claridad los principios, la ética y la moral socialistas. No puede ser que habiendo conquistado su bienestar material, nuestras sociedades no alcances a entender que la revolución no es un asunto coyuntural que después podemos tirar por la borda; más absurdo es que entremos como pueblos en ansiedad por consumir.

La tarea es muy amplia, pues en otros países, la lucha política, específicamente el tema del poder es visto como un asunto meramente electoral, lo que relega la posibilidad de entrar en la vía al socialismo a una banalidad que se discute alrededor de lo que puede o no hacer un gobierno. El poder como tema serio de discusión es todavía una tarea pendiente, que debe llevarse de la manera más clara y tangible a toda la sociedad. ¿Tienen claro los pueblos de los países con democracias de izquierda que el ascenso de la derecha significaría la perdida inmediata de todos el bienestar alcanzado y que se entraría en una época de terror que culminaría con un empobrecimiento extremo de la mayoría, y la concentración obscena de la riqueza en unos pocos.

La cuestión pues, no es solamente proponer temas centrales, sino la revisión seria y critica de muchas categorías, incluso la de “proletariado”, muy usada por la izquierda histórica para poner a los obreros en un lugar preponderante en la construcción del socialismo, ignorando la composición de nuestras clases desposeídas, forzada por el capitalismo a permanecer lejos de la labor propia de un obrero. Hay mucho de qué hablar, por ejemplo temas como la tecnología, las comunicaciones y la industrialización. No podemos creer en paradigmas perfectos para el desarrollo de nuestras propias realidades.

Igualmente, debemos plantearnos seriamente, que significa progresar, o desarrollar nuestras naciones. Acaso estaremos de acuerdo en que para ser desarrollados necesitamos ser absolutamente industrializados. Hay lecciones en el pasado que presentan grandes lecciones. No podemos declararnos doctos en muchos temas si no estudiamos y, peor aún, si no debatimos. Las sociedades evolucionan en conjunto; si no existe debate, difícilmente podrán los gobiernos revolucionarios hacer algo.

“Las revoluciones las hacen los pueblos; sus gobiernos son guías”

Las revoluciones las hacen los pueblos; sus gobiernos son guías, sujetas a muchos problemas que surgen del eterno enfrentamiento frente a los contrarrevolucionarios que no descansan ni un solo día, ni una hora, ni un minuto.

Quedemos claros, la profundización de una revolución hacia el socialismo no se lleva acabo exclusivamente en el ámbito de los cambios estructurales, sean estos leves o de fondo, sino también, y no menos importante en el campo superestructural, en el ámbito de la cultura, formando una estrategia contra hegemónica; por cierto no estaría nada mal aclarar para todo mundo que es la ideología.


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