Abordar con veracidad y profesionalismo los asuntos internacionales del momento constituye un gran reto. El persistente genocidio israelí contra los palestinos, el control imperial de la salud de los países subdesarrollados afectados cíclicamente por epidemias o la ofensiva de los Fondos Buitre contra Argentina no se entienden sin la visión global de dos estadistas que nos guían: Fidel Castro, que regresa a sus Reflexiones y previene contra el surgimiento de una nueva y repugnante forma de fascismo, y Hugo Chávez que diseñó la diplomacia venezolana para transformar la estructura de exclusión a favor de las mayorías.

Viajeros consumados, Fidel y Chávez inculcaron en sus respectivos pueblos el interés y el respeto por el otro, por quienes viven allende las fronteras y alimentaron nuevas formas de solidaridad. Ambos estadistas establecieron relaciones con los actores –grandes, medianos y pequeños- de la escena internacional; el cubano desde el derecho y con su gran acervo filosófico y el venezolano, que estructuró y sistematizó sus inquietudes políticas y sociales con su posgrado en Ciencias Políticas.

Fidel desde Cuba y Chávez desde Venezuela, condenaron el aislacionismo característico del nacionalismo burgués que por ignorancia excluye al diferente. Los dos encontraron en la integración el leit motiv de nuestros pueblos en su lucha por la descolonización. Sin el internacionalismo de Fidel y Chávez, no se explicaría el valiente recorrido de la caravana humanitaria que salió de la República Bolivariana de Venezuela con destino a la Franja de Gaza y que hace días cruzaba el primer punto de control rumbo al Arish, en Egipto, con una carga de 12 toneladas.

Sin los medios de comunicación que crearon e impulsaron la Revolución Cubana y la Revolución Bolivariana, el mundo se habría perdido el conmovedor encuentro entre la funcionaria de la Media Luna roja de Egipto Dina Ismail y los representantes de la caravana, que en estos momentos coordinan la entrega de medicinas y alimentos desde la lejanísima América Latina al sufrido pueblo palestino de Gaza.

Al denunciar el atropello imperial en Medio Oriente y Ucrania en sus Reflexiones del 4 de agosto, Fidel afirma que hay hechos que reflejan la incapacidad casi total de Estados Unidos para enfrentar los problemas actuales del mundo. El líder revolucionario cubano sostiene que no hay Gobierno en Estados Unidos y que ni el Senado, el Congreso, la CIA o el Pentágono serán quienes determinen el desenlace final de esos problemas.

Hoy, paradójicamente, el mundo conoce la ofensiva militarizada de Ferguson, Missouri, que busca neutralizar las protestas sociales por el asesinato del joven negro Michael Brown a manos de un policía blanco el 9 de agosto pasado.

Los medios imperiales manipulan la cobertura informativa sobre el reciente brote de Ébola en África occidental. ¡Qué distancia en el respeto al otro que mantuvo Hugo Chávez con los pueblos de aquel continente! Basta recordar su misiva a la III Cumbre del Foro de Cooperación África-América del Sur en Malabo, Guinea Ecuatorial, al evocar que la explotación del sistema esclavista en sus colonias sembró “en Nuestra América sangre africana guerrera y combativa”.

Así, con ese ánimo germinó entre nosotros el pensamiento de Toussaint Loverture, Alexandre Pétion, José Leonardo Chirino y Pedro Camejo. En aquella carta, Hugo Chávez expresaba contundente: “Lo digo desde lo más hondo de mi conciencia: América del Sur y África son un mismo pueblo”.

En el convulso escenario geopolítico que confronta a Estados Unidos con Rusia, Fidel sostiene en sus Reflexiones que culpar a la Federación Rusa de la destrucción del avión de Malaysian Airlines es de un simplismo anonadante. Ni Vladimir Putin ni Serguéi Lavrov (el canciller ruso) harían jamás semejante disparate, refiere Castro quien recuerda que en la defensa de la Gran Madre Patria rusa contra el nazismo murieron 20 millones de rusos.

El líder cubano también desmitifica la presunta amenaza que significa el avance de la República Popular China y que tanto esgrime la propaganda imperial. Castro revira esa tergiversación y cita que los combatientes chinos, hijos de un pueblo de milenaria cultura, son personas de inteligencia privilegiada y espíritu de lucha invencible. Además, afirma que el presidente Xi Jinping es uno de los líderes revolucionarios más firme y capaz que ha conocido en su vida.

Ahora que Nuestra América busca nuevos caminos para disfrutar de su inmenso patrimonio con soberanía, la superpotencia no cesa en su intención de dividir, expoliar e imponer hegemonía, de ahí que Fidel recuerde que hace 200 años Simón Bolívar expresaba que los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar América de miserias en nombre de la Libertad.

En el mundo contemporáneo han surgido nuevas e imprescindibles fuerzas. Las economías emergentes como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) mantienen vínculos con América Latina, el Caribe y África en lucha por su desarrollo. Todos ellos son la fuerza dispuesta a colaborar por el desarrollo de los más de 7 mil millones de habitantes del planeta sin excluir a Estados Unidos, Europa y Japón en un clima de respeto y cooperación.

Ese es hoy, el pensamiento y la acción que Fidel Castro y Hugo Chávez han perfilado como guía para comprender los acontecimientos presentes y anticipar los hechos del futuro. Ese espíritu nos anima a explicarnos los por qué, los cuántos y las causas de los complejos dilemas que se escenifican en el planeta en que vivimos.