Existen un conjunto de verdades incontrovertibles e indubitables respecto de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) y sus sucesivos gobiernos, entre las que destacan que: EEUU es el nicho del narcotráfico y el mayor mercado de consumidores drogadictos, lo que lo convierte en un país de drogadictos; el gobierno estadounidense sostiene su economía a costa del latrocinio de recursos contra los países a los que se ha dispuesto a torcerles el brazo; el gobierno estadounidense es uno de los más endeudados en el mundo y el que más dinero inorgánico emite, fabricando dólares sin soporte alguno, más allá de la fuerza bélica con la que se impone; el gobierno estadounidense es imperial y pretende hegemonizar con su poderío bélico sobre el resto de las naciones del mundo y contra el nuevo mundo multicéntrico y pluripolar; el gobierno estadounidense es el causante de los más graves daños ecológicos con la práctica del fracking o explotación de petróleo de esquistos por fractura hidráulica, con el objetivo de atosigar el mercado petrolero mundial, haciendo competencia y oferta desleales, conocidas como la práctica del dumping, al vender por debajo del costo de producción, con el objeto de obligar a la caída de los precios del crudo, y así, quebrar las economías de países productores del Medio Oriente, Rusia y Venezuela.
Estas muestras incontrovertibles e indubitables explican, por sí mismas, las razones por las cuales el gobierno que preside Barack Hussein Obama está empeñado en tener la cabeza del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, como su trofeo de guerra, antes de entregarle a cualquier de los dos principales orates que aspiran sucederlo en su política genocida global.
Ahora, en vista de que los tiempos planificados para el derrocamiento de Nicolás Maduro y la liquidación del chavismo no han sido logrados de acuerdo con su agenda pautada, están arremetiendo de tal manera, que aspiran, mediáticamente, de acuerdo con los criterios de la Guerra de IV Generación, montar ajiacos contra líderes y dirigentes fundamentales de la revolución venezolana, que justifiquen, como ellos acostumbran hacer, la incursión armada y violenta.
Para estas agresiones, se han valido del cerco económico con sus gobiernos de países-colonias como Paraguay, Argentina, Brasil, Perú y Colombia, para atacar de manera fratricida y chantajear al gobierno venezolano, hechos que además aprovechan para sus fines crematísticos internos, como es el caso del gobierno paraguayo, el que robando con disimulo y buenos modales, para no pagar la deuda contraída con Venezuela por el suministro de petróleo venezolano, están chantajeando y entorpeciendo la asunción de la presidencia de Venezuela en el MERCOSUR, sin importarles que están violentando principios y los estatutos de esta organización económica, al igual que el boicot económico del que hemos sido testigos en la frontera colombo-venezolana, entre otras menudencias del boicot y la conspiración.
Y, para colmo del cinismo imperial, sin prueba alguna y llenos de toda la droga que consumen, comercializan y sustentan la economía financiera estadounidense, ahora lanzan acusaciones infundadas contra el Mayor General, Néstor Reverol, cuando la verdad verdadera es que este patriota venezolano les ha aguado la fiesta a narcotraficantes protegidos del gobierno estadounidense, les ha confiscado toneladas de droga que iban con destino a EE.UU. y les ha boicoteado la ruta de narcotraficantes, como Álvaro Uribe Vélez, entre otros tantos, que tienen su asiento en suelo estadounidense y que son protegidos usuales de la CIA, la DEA y agencias disfrazadas de fundaciones.
En fin, el gobierno estadounidense no puede darse el lujo de perder el control de los principales motores de su economía: la industria armamentista con sus perros de la guerra, el control de los cárteles del narcotráfico y el control absoluto de los cárteles petroleros, como la OPEP y todo el resto de los países productores de petróleo. De eso se trata todo el ajiaco y política necrótica estadounidense, la que no ha podido torcerle el brazo al gobierno chavista que preside Nicolás Maduro.