Cosmos y Tomorrowland, un atisbo al futuro | Blog | teleSUR
2 junio 2015
Cosmos y Tomorrowland, un atisbo al futuro

Una es serie de televisión por cable y es muy difícil que se transmita por la televisión abierta mexicana, como sí sucedió con su predecesora del mismo nombre: Cosmos. La otra, es una película de Disney, pero no es para niños cualquiera, sino para esa generación de la que se ha dicho hasta el hartazgo que "parece tener un chip integrado" porque se las entiende de maravilla con la tecnología.

Cosmos y Tomorrowland, un atisbo al futuro

Si ve Cosmos en Netflix, la compra en el autoservicio o en copias pirata ¡Cómo sea! No se la debe perder. Es más, si es la única serie que ve en su vida, aunque no le entienda por completo, de todas maneras véala. Después su vida no será igual, entenderá como funcionan los motores ¡Todos los motores!, repudiará a los políticos y a muchos industriales por su completa incapacidad para producir sin contaminar; entenderá mejor las noticias sobre ciencia y tecnología; repudiará la ignorancia; admirará la valentía; sabrá que de grandes fracasos, como el de Michael Faraday para producir cristales de gran pureza, pueden salir éxitos definitivos para el estudio de la astronomía; entenderá que la riqueza no siempre hace el progreso, pero sí la interacción de gente que vive en cosmos distintos, como el propio Faraday y Maxell, que juntos cambiaron la física, uno experimentalmente, el otro interpretándolo en ecuaciones..

Cosmos, conducida por Neil de Grasse Tyson (posiblemente pariente del boxeador y negro como él) es una serie de National Geographic, es una colaboración de personas negras y de origen judío,  una fusión de documental y de Viaje a las Estrellas; con mucho talento en común es un atisbo a la muy próxima autodestrucción de la humanidad gracias a la ambición por el lucro, o a la concienzuda destrucción del conocimiento por parte del Ejército Islámico (para que en caso de que haya sobrevivientes estos sean completamente manipulables, como los de los personajes creados por George Miller para Mad Max, como nos imaginamos a los déspotas que eran cristianos señores feudales y algunos califas árabes, cegados por Jeohová, Mahoma, o el profeta de turno)

Cosmos nos recuerda quién fue Giordano Bruno y nos presenta a personajes árabes que hoy serían quemados vivos por los fundamentalistas, ya que, a diferencia de estos pugnaban por el conocimiento y no por su destrucción oscurantista. Nos hace una síntesis de 4 mil 500 millones de años de historia para que podamos entender, en 13 capítulos, que el Universo conocido es 96 por ciento materia oscura; razón por lo que la velocidad de translación va en aumento; nos presenta al ritmo del Bolero de Ravel la danza de la Via Láctea con la Galaxia de Andrómeda y nos hace tener una idea de la gravedad y del porque no chocan los sistemas planetarios o del por qué no podemos como lo quiso Verne viajar al centro de la tierra. También, al ritmo de la Rapsodia en Azul, de  Gershwin nos ilustra y le da sonido a la propagación de ondas sonoras y lumínicas 

En contraparte, Tomorrowland, de los estudios Disney, nos cuenta porque estamos condenados a destruirnos, irremediablemente. En una historia no tan fantástica y con el auxilio de dos actores tremendamente apreciados, George Clooney y el misántropo Doctor House, también conocido como Hugh Laurie, nos muestra el apocalípsis que viene.

En Cosmos nos dan una idea de los universos paralelos y nos lo explican (si es posible explicar la física cuántica). En Tomorrowland nos los muestran. Hay dos futuros, el más probable, el que no existiremos para ver; el menos, el que pueden crear los que tienen fe cuando dan una clase, investigan una propiedad de la naturaleza, siembran un árbol o protegen a una criatura, vegetal o animal, en peligro de extinción.

Si no cree tener tiempo para vivir el futuro, dele al menos una mirada fugaz, un atisbo, en Cosmos y Tomorrowland. Hay además un mensaje adicional en La Tierra del Mañana, la contraposición del pesimismo de los viejos, con el optimismo de algunos niños y adolescentes que no han sido dañados por la deformación de la vida que se da en las casas donde  ven el patético programa de "la señorita Laura".

Postdata de Reality Show

Por cierto, los espectáculos de violencia doméstica, con personas que actúan de miserables, como los caracterizó Victor Hugo, usan a gente normal para actuar de lo que no son, les comprometen a no revelar que todo se trata de ganar rating, aunque esos puntos signifiquen un paso hacia el abismo de la especie humana, la primatización del sapiens sapiens, el regreso al canibalismo. Todo para que el Partido Verde tenga donde anunciarse, y algunos primates les crean que la salud, la educación y el desempleo se combaten con vales que tengan pintado un tucán.


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