Los oposicionismos que han forzado por “la salida” del izquierdista presidente venezolano Nicolás Maduro han apelado a efectivos y sofisticados mecanismos, técnicas y recursos, que en unos casos, han resultado fallidos, mientras que en otros, como con la guerra económica, han alcanzado erosionar la base social del gobierno chavista, aunque sin poder generar la crisis humanitaria, ni de gobernabilidad, que la derecha dirigida por el imperio estadounidense ha intentado crear para justificar su incursión asesina armada, que no suena tan feo, si la llamamos “genocida”.
A pesar de ello y como Nicolás Maduro -al igual que el Comandante Hugo Chávez- ha sido muy difícil de derrocar, la golpista y fascista derecha venezolana, conformada por ladrones empresarios y la burguesía parasitaria a la que la llamada “clase media” remeda y le sirve, están practicando toda clase de maniobras y artilugios que logren liquidar al chavismo, siguiendo recetas dictadas por el Departamento de Estado, de la creación del pervertido Gene Sharp, quien expone cual récipe de cirujano, cinco etapas para el derrocamiento de gobiernos democráticos, con técnicas retorcidas de manipulación y engaño, con muertos de por medio y la pose democrática, logrando así, los fines imperiales del gobierno y gentilicio estadounidense.
En cuanto a la primera etapa de ablandamiento, que consiste en crear malestar a partir de intrigas, promoción de la corrupción y denuncias, los caballitos de batalla han sido CNN, RCN, los medios venezolanos Televen, Globovisión, Venevisión y la red de televisoras regionales, cuyas concesiones están, aún, en manos de la burguesía criolla que amasó fortuna en la corrupción de la IV República.
Luego, vino la campaña de deslegitimación del Gobierno, consistente en montar shows mediáticos y ante organismos internacionales, en defensa de conceptos abstractos y sin prueba fehaciente, basados sólo en verdades de fe, como la libertad, libertad de prensa, democracia y derechos humanos, cuando en realidad los verdugos y violadores de los conceptos emitidos son los artífices de la guerra sucia contra el Pueblo, cuando han acusado de dictadura, totalitarismo y de secuestro de poderes a todo lo que conocemos y hemos conquistado como “democracia participativa y protagónica”.
A mismo tiempo y como apurados en cogerse a la fuerza el poder político en la República Bolivariana de Venezuela y entregarle a EEUU y a las hienas aliadas los recursos minerales y energéticos, entre ellos, el petróleo, gas, coltán, oro, aluminio, plata, agua y otros tantos, han combinado las otras técnicas de guerra sucia, tales como: calentamiento de las calles, con barricadas, mercenarios asesinos terroristas políticos financiados por el gobierno estadounidense y otros aliados de la derecha, entre gobiernos, como el colombiano, el chileno, peruano, brasileño, uruguayo, argentino y paraguayo, incluyendo, allende los mares, al gobierno monárquico español.
Este calentamiento de calles está combinado con operaciones de guerra psicológica, falsos positivos, cadenas de falsas informaciones y técnicas sofisticadas de rumor que persiguen la fractura institucional, en la que obligan a renunciar al presidente y si sucede, como con Chávez y Maduro, que se han crecido en medio de la guerra sucia en su contra, entonces, apelan a su liquidación física, como hicieron con el Comandante Chávez y a la incursión armada o golpe de Estado clásico, por órdenes del porno puritano Donald Trump.
Tanta prepotencia golpista en la que los cardenales Jorge Urosa Sabino y Baltazar Porras están abiertamente comprometidos, los ha llevado a subestimar la fuerza del Pueblo y al Presidente Nicolás Maduro, capaces de dar el contragolpe que la derecha criolla y transnacional no se esperan, lo que nos pone en una delicada situación en la que la mayoría del Pueblo venezolano está dispuesto a defender nuestra soberanía y a hacer que quien pise suelo venezolano para agredirnos, regrese a su tierra con los pies para adelante.