Argentina en tiempos de fiebre amarilla | Blog | teleSUR
5 febrero 2016
Argentina en tiempos de fiebre amarilla

En 1871 en Argentina se produjo una epidemia de fiebre amarilla; esta enfermedad, cuyo epicentro fue principalmente la ciudad de  Buenos Aires; dejó 13.614 muertos; según la Asociación Médica Bonaerense (junio 1876).

Argentina en tiempos de fiebre amarilla

Buenos Aires era en 1870 una "gran aldea" de 187.000 habitantes, mezcla de inmigrantes y criollos. Aunque la fiebre amarilla afectó al 8% de la población, los que más sufrieron sus efectos fueron las masas trabajadoras; pobres, que vivían hacinados en los llamados conventillos-viviendas modestas colectivas- ubicadas mayoritariamente en  San Telmo; donde en cuartos de 35 metros cúbicos, convivían hombres,mujeres, niños y animales.

La contaminación, falta de alimentación y agua potable, contribuyeron para que la enfermedad se propagara causando desolación y muerte.El 27 de Enero se conocieron los primeros casos, y a partir de esa fecha fueron en aumento hasta convertirse en epidemia.

No todos padecieron la fiebre amarilla de la misma forma, los habitantes del norte de la ciudad, en su mayoría pertenecientes a clases sociales altas, abandonaron Buenos Aires, huyendo de "la peste" y yendo a refugiarse a quintas, ubicadas a las afueras de la gran aldea.

El día 10 de abril, los gobiernos Nacional y Provincial decretaron feriado hasta fin de mes, legalizando una situación que ya existía de hecho. En esos momentos la fiebre amarilla parecía imparable; 536 personas habían fallecidos.

Como todo flagelo de estas características,no solo produjo muertes, sino cambios en la ciudad; creando nuevos barrios y desapareciendo otros, incrementando  problemas económicos y desigualdades sociales. Buenos Aires estaba paralizada,la administración pública no funcionaba en su totalidad; se produjeron quiebres y cierre de los diarios,con excepción de La Nación, y el diario La Prensa,que salía con ediciones de emergencia. En una de estas ediciones se denunciaba que el Presidente Domingo Faustino Sarmiento y el Vicepresidente Adolfo Alsina abandonaban la ciudad por causa del flagelo.

Toda tragedia, hace aflorar en la sociedad lo peor y lo mejor de los seres humanos; solidaridad, egoísmo, ambiciones. Estos componentes también se reflejaron en Buenos Aires. Mientras los gobernantes dejaban a la población librados a su suerte, muchos de los enfermeros, médicos, y vecinos se quedaron para ayudar, aún a costa de sus vidas. Según una investigación de Ángel Pizzorno acerca de fiebre amarilla en la ciudad de Buenos Aires, sesenta sacerdotes, doce médicos, cinco farmacéuticos, y cuatro miembros de la Comisión Popular, (creada para la crisis), murieron colaborando con la población.

Argentina tuvo que enfrentar a lo largo de su historia otras epidemias como el cólera, (1867-1868), y otro tipo de flagelos; pero de orden político y económico; donde también hubo muertos, desaparecidos; presidentes que huían, pueblo solidario y gente sacando provecho económico al sufrimiento.

Pasaron muchos años desde la epidemia de fiebre amarilla; aunque ya hay formas de combatir esta enfermedad, otras pestes amarillas en forma de globos han invadido Argentina; dejando a su paso miles de damnificados. Algunos huyen, otros resisten, salen a las calles y son solidarios con lo que más sufren;  mientras otros, los de siempre, avanzan desde sus oficinas y ministerios para trasmitir la peste.

Ojalá que el pueblo Argentino, no permita esta vez,que la "fiebre amarilla", se convierta en epidemia.


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Perfil del Bloguero
Periodista y Psicóloga argentina residente en Nueva York. Investigadora de temas migratorios y de género. Realizadora de exposiciones artísticas sobre fenómenos migratorios, identidad y cultura.



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