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La Fuerza Armada Nacional Bolivariana es pueblo en armas, consciente de su situación y de su papel en la Revolución.

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana es pueblo en armas, consciente de su situación y de su papel en la Revolución. | Foto: AVN

Publicado 15 marzo 2015



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No se trata de un acto de guerra, la Fuerza Armada Bolivariana no es un ejército de ocupación, al contrario, es un cuerpo consolidado con la unión cívico militar para la defensa integral de la soberanía de la patria.

La República Bolivariana de Venezuela realiza este 15 de marzo ejercicios militares para la paz como parte de la estrategia de defensa de la Revolución en momentos en que la ofensiva del gobierno de Estados Unidos arrecia.

No se trata de un acto de guerra, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) no es un ejército de ocupación, al contrario, es un cuerpo consolidado con la unión cívico militar para la defensa integral  de la soberanía de la patria, con una actuación ajustada al marco Constitucional.

El Imperio lo sabe; hasta hace algunos años, la feroz campaña mediática cuestionaba su participación en actividades relacionadas con el suministro de alimentos a la población en los operativos de la Revolución para combatir el desabastecimiento (“las fuerzas armadas son ahora especialistas en vender legumbres, vegetales, hortalizas, cereales y carne”).

Su miopía no superada les llevaba a pensar que este era el cuerpo armado que manejaban con dádivas o chantajes cuando gobernaban hace tres lustros (recordemos las llamadas “tres C”). Siempre han estado equivocados, por eso la historia les ha pasado por encima con su carro implacable.

La FANB es pueblo en armas, consciente de su situación y de su papel en la Revolución, fiel a Chávez, líder que restauró su importancia en la sociedad como agentes de desarrollo, herederos de Bolívar y su doctrina.

Venezuela una nación asediada

La situación de la Revolución es compleja; enfrenta de manera directa a un imperio que la ha declarado como su enemigo directo, o como diría la “retórica imperial”, en una amenaza extraordinaria para su seguridad y su política exterior. ¿Qué significa esta declaratoria en términos políticos?


a) Reconocimiento tácito de la incapacidad y fracaso de la oposición interna.

La declaratoria coincide con el desmantelamiento de la Operación Jericó, la más reciente aventura golpista de la oposición de derecha, encabezada por Leopoldo López, María Machado y Antonio Ledezma, cabezas visibles de un sector político que perdió su nexo con el pueblo y apela a medidas desesperadas para asaltar el poder, con más deseos y odio que argumentos políticos y estrategias.

Financiados desde el exterior (EE.UU.), no han podido hacer mella en el contexto político nacional, a pesar de la guerra económica, el desabastecimiento y su formidable aparato comunicacional y propagandístico con sucursales en Venezuela, América Latina y el Mundo.


b) Acepta el hecho que el ejemplo de la Revolución afecta sus intereses geopolíticos

Por otra parte, EE.UU. acepta a regañadientes y de manera tácita que lo avanzado en términos de solidaridad con los pueblos, integración latinoamericana y complementariedad de las economías de la región constituye un peligro para su hegemonía.

Dos hechos corroboran nuestra afirmación; primero la negativa a la mediación de UNASUR en el diálogo bilateral entre los gobiernos de EE.UU. y Venezuela; segundo, la coincidencia de la declaración de “Venezuela como amenaza”, con la Cumbre de Petrocaribe que refrendó el papel del organismo de integración realizada en Caracas; un evento que daba al traste con el lobby estadounidense que presionaba a las naciones del Caribe para que salieran del acuerdo con Venezuela, “dado el próximo colapso del gobierno de Maduro” y su imposibilidad de mantener precios solidarios.

El intento de la Casa Blanca de garantizar un mercado seguro para el petróleo iraquí y libio obtenido tras la ocupación militar en esos países había fracasado (¿usurpado?). Las transnacionales no podían aceptar esa realidad. Por eso Venezuela es y seguirá siendo una amenaza a la política exterior estadounidense.


c) EE.UU. perdió conexión con el cambio de época latinoamericano

Sin duda la Casa Blanca está anclada en su pasado, de allí que le cueste a su clase política eliminar el bloqueo criminal contra Cuba, o que apelen a las mismas fórmulas que en el pasado trajeron tanta miseria a la región.

Una vieja táctica ha sido la de amenazar y chantajear a las naciones del Sur. En ese entonces, las Fuerzas Armadas, formadas en la Escuela de las Américas, acompañadas de una clase política cómplice, aceptaban su rol y facilitaban las cosas para golpes de Estado, cambios “institucionales de gobierno” y, cuando no podían doblegar la voluntad de algún líder, el asesinato. Pero todo se transforma.

El cambio de época trajo consigo el rescate de los valores que nos llevaron a conquistar la independencia, así como nuevas formas de hacer política con el pueblo como protagonista. Esta nueva dinámica permitió la creación y consolidación de mecanismos de integración y unidad como Unasur, Celac, Alba-TCP, Petrocaribe, Mercosur; que fundaron nuevas relaciones para la defensa de la región, sin la injerencia de poderes extranjeros. No son estos organismos nuevos “ministerios para las colonias”, sino, instrumentos para el ejercicio de la soberanía y el desarrollo de los pueblos.

La declaración de rechazo de UNASUR representa la voz de los pueblos del Sur en solidaridad con Venezuela. El mundo ha reconocido esta realidad, y se ha sumado a las voces de apoyo a la Revolución y en rechazo a las políticas injerencistas y a la arremetida de Obama, a la cabeza del más poderoso imperio que ha conocido la humanidad.


d) Obama asume el principalísimo papel opositor en Venezuela

Con esta torpe acción, la Casa Blanca logró varias cosas:

1.- Que el mundo sepa que ahora la sede de la oposición venezolana se encuentra en EE.UU. y desde allí van a organizar las futuras acciones electorales y no electorales, pacíficas y violentas, contra Venezuela (es decir, se quitaron el taparrabo tras del cual se pretendían ocultar).

2.- Enterró más a la oposición interna que perdió su “beligerancia” ante la torpeza de sus financistas norteamericanos. “El que pone la plata pone la música”, decían los abuelos…

3.- Mostró al mundo que las denuncias de Chávez y Maduro, es decir de la Revolución, no eran “cosa de risa o inventos”, como afirmaban los funcionarios de la Casa Blanca o los embajadores de turno, la oposición y los medios de comunicación hegemónicos.

4.- Que el chavismo se unificara y que las críticas internas se ubicaran en el último plano para privilegiar la defensa de la Patria y la Matria. Del mismo modo potenció la unión cívico militar y activó a las milicias revolucionarias (constitucionales). La agresión sumó a partidarios de la oposición que, en la base, ponen delante su amor a Venezuela que los intereses partidistas.

5.- Puso a Venezuela y su Revolución en el centro del debate y de la solidaridad del mundo, lo que permite reconocer que Venezuela no está sola, ni aislada (nunca lo estuvo), y que lo que suceda en la Patria de Bolívar y Chávez tendrá repercusión en el mundo.

De allí que toda Venezuela se active en un ejercicio militar sin precedentes. La acción política y diplomática es acompañada de la movilización popular para la defensa de la soberanía nacional. Esta es una Revolución pacífica pero armada, eso lo enseñó Chávez. Y con él va el pueblo a respaldar sus logros y sobre todo, su legado…


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