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El balotaje será entre Rousseff y Neves. (Foto: teleSUR)

El balotaje será entre Rousseff y Neves. (Foto: teleSUR) | Foto: teleSUR

Publicado 9 octubre 2014



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El domingo 26 de octubre Brasil decide entre volver a las prácticas neoliberales de los tiempos de Cardoso o avanzar en el programa de inclusión social de los gobiernos del PT.

El modelo neoliberal en Brasil se inició con el gobierno de Fernando Collor de Melo en 1990 y continuó durante los dos mandatos de Fernando Henrique Cardoso.

Cardoso llegó al poder prometiendo:

  • Estabilidad monetaria producto del combate a la inflación.
  • Desarrollo económico por medio de inversiones extranjeras portadoras de la modernidad tecnológica.
  • Generación de empleos.
  • Redistribución de la renta.
  • Acceso del país al primer mundo.

Cardoso gobernó con mayoría absoluta en el Congreso, en coalición entre su partido, Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), con la derecha tradicional. Obtuvo el apoyo del empresariado nacional e internacional y gobernó con el beneplácito de la gran prensa.

Las promesas no fueron cumplidas y las transformaciones llevaron a Brasil a otro puerto.

La herencia del PSDB

El crecimiento económico no fue retomado. Se incrementó el déficit público a través de políticas de endeudamiento con los sectores privados y los organismos internacionales.


La apertura neoliberal elevó las importaciones y produjo un déficit en la balanza comercial aumentados por el ingreso de capitales especulativos. Las exportaciones pasaron de 35 a 52 billones de dólares de 1992 a 1997, mientras las importaciones se triplicaron, ascendiendo de 20,5 a 61,3 billones. La balanza comercial pasó de un superávit de 15,2 billones de dólares al déficit de 8,3 billones.


Hubo un proceso de financiarización de la economía. El papel hegemónico en la economía lo pasó a tener el capital financiero. Los bancos fueron los grandes beneficiados del período.


Disminuyó la inversión pública en salud y educación. El presupuesto para la educación mermó del 20,3% en 1995, a 8,9% en 2000. en contraste los intereses para el pago de la deuda subieron del 24,9% de los ingresos a 55,1% en 2000.


Cardoso debilitó la capacidad regulatoria del Estado afectando los derechos de los trabajadores. Como consecuencia, hubo una política de “flexibilización laboral” que llevó a los trabajadores a no disponer de contratos formales, precarizando el empleo.


Creció el trabajo informal llegando al 55% en 2000, mientras el trabajo formal sólo alcanzó el 45%, rompiendo la tendencia inversa que se mantenía en Brasil.


Aumentó el desempleo, la economía informal y se deterioraron los servicios públicos. La clase media fue la principal afectada por las políticas neoliberales de Cardoso.


En los sectores pobres de la periferia urbana (40% de la población) se agravó la crisis social, creció la miseria, la exclusión social, la violencia, el narcotráfico. Se agravó la ausencia del Estado, permitiendo un posicionamiento de los grupos delincuenciales.

Este fue el país que encontró Luis Inacio Lula Da Silva y el Partido de los Trabajadores al asumir el gobierno.

En 2014 nuevamente se enfrentan estos dos modelos de desarrollo. Dilma heredera de Lula y de las políticas de inclusión social del actual gobierno y Aécio Neves, heredero de Fernando Henrique Cardoso, su principal mentor.

Los principales puntos del programa de Gobierno de Aécio Neves son:

  • Descentralización.
  • Simplificación de la burocracia estatal. Eficiencia del Poder Público para resolver los problemas de la población. Mejora de los servicios públicos
  • Transparencia con el acompañamiento de la sociedad en la ejecución de las políticas públicas.
  • Participación popular.

En el plano económico el programa de gobierno contempla:

Promover la integración de Brasil en el comercio internacional con énfasis en la Unión Europea y EE.UU. Neves propone definir una estrategia de “integración competitiva de las empresas brasileñas a las cadenas mundiales de valor”. Algunas de las directrices generales de su programa contemplan:  

Recuperación de la competitividad y el estímulo a la inserción de Brasil en el comercio internacional.


Reforma tributaria para facilitar la labor productiva. Reducción de la carga tributaria a las exportaciones.


Retomar las negociaciones de acuerdos comerciales y el apoyo a la inversión extranjera.
Concluir las negociaciones con la Unión Europea, bloque que reconoce como el principal mercado para las exportaciones brasileñas.


Sentar las bases para un acuerdo preferencial con EE.UU.
Reevaluar las prioridades estratégicas en la relación con China.


Reexaminar las políticas de integración regional para, con el liderazgo de Brasil, reestablecer la primacía de la liberalización comercial y la profundización de los acuerdos vigentes en Mercosur.

Recuperar los objetivos iniciales del bloque, al que considera paralizado y sin estrategia, así como flexibilizar sus reglas para poder avanzar en negociaciones con terceros países.

Temas como la integración latinoamericana, UNASUR, el fortalecimiento de los BRICS, no son prioritarios en la agenda de Neves.

El principal asesor económico de Aécio Neves es Armínio Fraga, expresidente del Banco Central durante la presidencia de Fernando Henrique Cardoso. Este factor elimina cualquier duda sobre el carácter neoliberal de la propuesta de Neves.

En esta segunda vuelta electoral Neves, candidato de la derecha brasileña, cuenta con el apoyo de los monopolios de los medios de comunicación, el sector financiero, los sectores más conservadores del campo y del empresariado brasileño. Su base social se concentra principalmente en las clases medias altas urbanas, sobre todo de las regiones más ricas del país (sur, centro-oeste y sureste).

El domingo 26 Brasil decide en la encrucijada de volver a las prácticas neoliberales de los tiempos de Cardoso o avanzar en el programa de inclusión social de los gobiernos del PT y de Dilma Roussef.


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