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  • Nashaly Cristina Torres Vargas conducía hacia su hogar, después de compartir con unas amistades. Los vecinos despertaron por el ruido de la motora y la balacera. Al menos 50 tiros, más del doble de su edad, impactaron en su auto antes de morir el 7 de octubre del 2020.
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    Nashaly Cristina Torres Vargas conducía hacia su hogar, después de compartir con unas amistades. Los vecinos despertaron por el ruido de la motora y la balacera. Al menos 50 tiros, más del doble de su edad, impactaron en su auto antes de morir el 7 de octubre del 2020.

Se dijo que entró en el baño de mujeres de McDonald's en el poblado de Toa Baja, al oeste de Puerto Rico. Llevaba, como siempre, su falda corta, sus pantimedias raídas y ese velo improvisado de toque más femenino, que le cubría la cabellera rebelde.

Algunos imaginaron cosas y llamaron a la policía que acudió. Dijeron que había un hombre disfrazado de mujer y ellas se sentían incómodas. La foto de Alexa en el restaurante recorrió las redes sociales con comentarios discriminatorios y la Policía no aclaró el hecho cuando la dejó ir.

Al amanecer del siguiente día, el cuerpo acribillado a balazos de Alexa Neulisa Luciano Ruiz, de 28 años, apareció en un descampado cuando apenas comenzaba el fatídico año 2020. Alexa era una mujer transgénero, negra, con síntomas de alguna enfermedad mental, inofensiva y sin hogar.

Réquiem por Alexa y Michelle

Los asesinos, presuntamente muy jóvenes, grabaron todo mientras la atacaban. Alexa solo quería dormir en la tienda de lona, mientras la acosaban y enfocaban con el celular.

- "Mira, la loca"

- "El loco, el loco…"

- "A que voy y le meto con el palo, cabr**, a que sí”, continúa uno de ellos.

- "Vamos a entrarte a tiros", dice el primero, mientras el otro la amenaza. Se escuchan disparos “secos”, como con silenciador.

El video comenzó a circular en las redes sociales, difundido por los propios agresores y el morbo continuó por medios locales.

Con 28 años, Alexa Neulisa Luciano Ruiz, apareció asesinada en un descampado. Fuente: Mya Pagán

Las imágenes son parte de la evidencia de la División de Crímenes Cibernéticos de la Policía de Puerto Rico, que al momento, lo investigaban como un asesinato y no un de crimen de odio.

Por su parte, el cadáver de Michelle Ramos Vargas, una mujer transgénero, fue hallado con heridas de bala el durante el 1 de octubre del 2020. La muerte de la estudiante de enfermería, de 33 años.

De enero a octubre, las autoridades de Puerto Rico han reportado 33 asesinatos de mujeres, lo que aumenta el crimen, proporcional y lamentablemente respecto a 2019. Este año suman 384 muertes violentas.

“El odio es la raíz y motor en nuestra sociedad”

“Esta situación de violencia y de odio está fuera de control. Puerto Rico se ha convertido en tierra odiante, donde por ser de una comunidad disidente, tu vida está en constante peligro. Por amar de manera diferente, puedes aparecer muerto en cualquier paraje. Vivo en constante terror. Como pansexual, esposa de un hombre de experiencia transexual y madre de un hombre transexual también, pensar que los puedan violentar de cualquier manera me aterra” afirma en entrevista para la plataforma multiestatal teleSUR, la escritora Mayra-Lala- González Rodríguez.

teleSUR: Si bien la sociedad civil se manifiesta, ¿cuáles consideras serán los pasos a seguir, para detener la violencia?

Mayra González Rodríguez: “Lo primero es declarar un estado de emergencia. Que el estado tome acción positiva esclareciendo los crímenes de violencia sin ninguna impunidad. Tenemos que implementar la educación con perspectiva de género, desde el núcleo familiar. Todos tenemos que hacernos responsables de este proceso de desmantelación y reestructuración de nuestra familia y por ende de la sociedad que conformamos. Nuestros niños necesitan una matria diferente a la que vivimos, segura, libre de odios, inclusiva y sobre todo digna”.

teleSUR: ¿Cuál es la responsabilidad del Gobierno frente a esta ola de crímenes?

Mayra González Rodríguez: “El Gobierno tiene que asumir su rol sin impunidad. Tiene que dejar sus agendas de lucro y priorizar las vidas de aquellos que también somos parte del pueblo. El Gobierno tiene que trabajar para nosotros, por nosotros y con nosotros”.

El reconocido actor Víctor Alicea analiza el tema para teleSUR: “Necesitamos un estado de emergencia nacional, no una alerta en relación a los asesinatos de las mujeres, incluyendo las mujeres trans. Es necesaria la educación con perspectiva de género, porque hay una generación que se está quedando atrás por responsabilidad del Gobierno"

Alice destaca que, incluso, no quieren debatir y mejorar la educación sexual: "En Puerto Rico, hay mucho fundamentalista dentro de la política y mucho político por buscar el voto, con posiciones retrógradas. En contraste, admiro a las feministas con sus protestas. Son unas bravas”.

A juicio del escritor, la situación de violencia en general va en aumento y ha divido a la opinión pública entre los que no se dejan guiar por la manipulación mediática y los que, como zombis, repiten lo que dicen los programas con enfoque misógino, xenofóbico y homofóbico.

La salud mental en Puerto Rico no es muy buena que digamos y como no es tangible, no se ocupan de ello, confiesa Alicea. “Además, súmale los miles de puertorriqueños sin hogar. El huracán María destapó la pobreza escondida y también los temblores de tierra, que aún tienen a la gente en las calles. Seguido llegó la pandemia, que acabó de colapsar a la economía”, aseguró.  

“Si a eso le sumas un machista encerrado ante esa impotencia, sin herramientas emocionales, es entonces cuando explotan contra la mujer. En fin, la colonia está en su peor momento. Aquí ves la mentalidad del colonizado, que apoya al agresor y le tira al que lucha”, concluyó Alicea.

Lo que hay es un silencio ensordecedor, ante la epidemia homofóbica y transfóbica, por parte del Gobierno, criticó tempranamente en su página oficial, el activista de derechos humanos, Pedro Julio Serrano.

“Da vergüenza que -la gobernadora- Wanda Vázquez, convoque a un grupo para reabrir las iglesias mientras ignora y se mantiene callada ante la epidemia de violencia homofóbica y transfóbica que nos azota. Mientras ignoran esta epidemia de violencia machista y homofóbica, la legislatura se empeña en aprobar un Código Civil que pretende quitarle derechos a las mujeres y la gente LGBTTIQ+. Este es el colmo de la insolencia” apuntó Serrano.

El portavoz de Puerto Rico Para Tod@s cree que “este Gobierno no tan solo ignora la violencia que nos asesina, sino que le echan leña al fuego para que nos sigan atacando. El pretender quitarnos derechos adquiridos es darles licencia a nuestros atacantes a que continúen violentándonos. Basta ya”.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos considera a Puerto Rico como una de las 17 jurisdicciones en las que existen leyes contra los crímenes de odio, pero “no se requiere la recopilación de datos” con tal impugnación.

Tras los asesinatos de las mujeres transgénero, Serena Angelique Velázquez y Layla Peláez, cuyos cuerpos fueron calcinados, se abrió una puerta para que se defienda a las víctimas de crímenes por su orientación sexual o identidad de género. Los presuntos asesinos enfrentan cuatro cargos por carjacking que desembocaron en el asesinato y el uso de un arma de fuego durante la comisión de un delito violento.

“La mayoría de los asesinatos en contra de la gente LGBTTIQ+ son crímenes de odio”, expresó el activista Pedro Julio Serrano.

En Puerto Rico también exigen ni una menos y justicia. Fuente: Twitter @VocesdelSurPR

“El asesinato es la manifestación más horrenda y violenta del discrimen y el prejuicio en contra de la orientación sexual e identidad de género de las víctimas. Todo comienza con un epíteto, una burla, un rechazo y va creciendo esa forma de discriminar hasta llegar al ataque emocional, el acoso, la amenaza, el ataque, las heridas y el asesinato. Este odio tiene que parar ya en Puerto Rico. La gente LGBTTIQ+ somos tan puertorriqueños como los demás, tan seres humanos como los demás, tan dignos como los demás”, insistió.

La otra epidemia

Otra manifestación silenciosa que avasalla a las mujeres y que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina “violencia de pareja,” es conocida entre los más de 3.600.000 habitantes de Puerto Rico, como “violencia doméstica”.

La mayoría de las agresiones ocurridas dentro de una relación íntima no se reportan o ni quedan registradas en la Policía. De hecho, solo una quinta parte de las violaciones, una cuarta parte de las agresiones físicas y la mitad de los acechos perpetrados contra mujeres son reportadas, según el estudio estadounidense ‘Magnitud de la violencia de pareja: Una mirada al significado y a las estadísticas’.

Llama la atención que, de acuerdo a los registros de la Policía -fuente primaria de datos sobre violencia y asesinatos en la isla -, el 36.7 por ciento de los asesinatos de mujeres son producto de la “violencia doméstica”, un 35.8 por ciento se debe a “causas desconocidas” y el 7.6 por ciento son catalogados como “crímenes pasionales” y “peleas”.

La violencia sexual y la violencia infligida por la pareja tienden a aumentar a raíz de los desastres naturales, debido a los altos niveles de estrés, la dificultad para atender las necesidades básicas y el colapso de las redes de apoyo social, refiere la Organización Mundial de la Salud.

Hay muchos casos de violencia doméstica que no se identifican como tal por la Policía, porque no ocurren entre personas que conviven en la misma casa o porque las víctimas no saben qué tipo de agresiones pueden ser consideradas como violencia doméstica.

Entonces, las estadísticas no reflejan la realidad. Por ejemplo, según la Encuesta de la Comunidad, el 72 por ciento de las mujeres bajo el nivel de pobreza en Puerto Rico, que parieron en 2009, no estaban casadas. Si el maltratador no convive con ellas, no lo consignan.

Hay divergencia en la recopilación de datos de las tres agencias encargadas: la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, la Policía y los tribunales. “Las estadísticas de las tres agencias no coinciden, porque no tienen un sistema integrado”, dijo Amarilis Pagán Jiménez, directora ejecutiva de Proyecto Matria.

En Puerto Rico, los mecanismos de denuncia no siempre protegen contra la violencia de género. Fuente: Doel Vazquez

El Departamento de la Policía de Puerto Rico tiene antecedentes de no reportar casos de violencia contra las mujeres. En 2011, el Departamento de Justicia Federal descubrió que la Policía no estaba denunciando la agresión sexual y la violencia doméstica, refiere la investigación  del Arthur L. Carter Journalism Institute de la Universidad de Nueva York.

El protocolo ha sido establecido por la Organización Panamericana de la Salud. El enfoque contra la violencia de género debe funcionar si se articulan a nivel local: las redes comunitarias, educacionales, organizaciones de apoyo, sistemas legales -Policía, jueces- y de salud.

Es frecuente que los médicos de América Latina y el Caribe -donde el diagnóstico de violencia es cada vez más alarmante- se den cuenta del maltrato que sufren muchas mujeres, de manos de sus compañeros íntimos. Aun así, no saben cómo lidiar con algo tan grave, fuera de su competencia.

Emergencia

Las Organización de Naciones Unidas define la violencia contra la mujer -válido para cualquier ser humano- como “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.

Desde el 2018, activistas de organizaciones feministas como Proyecto Matria y Taller Salud, Colectiva Feminista en Construcción y Coordinadora Paz para la Mujer le han pedido al Gobierno de Puerto Rico que declare un estado de emergencia por la crisis de violencia de género.

El estado de emergencia permitiría disponer de más fondos públicos, para que las agencias gubernamentales prioricen la crisis.

Desde el pasado15 de marzo, la gobernadora de la isla estableció una cuarentena y un toque de queda para evitar la propagación del coronavirus.

Mientras, en abril se reveló un 10 por ciento menos querellas por violencia doméstica que durante el mismo período en el 2019. Sin embargo el silencio aterra, cuando el grito de auxilio no se escucha y en la práctica, la violencia de género aumenta y alcanza macabras expresiones.

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Puerto Rico Violencia de género

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