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    Brasil registra casi 500.000 muertes por la Covid-19 desde el inicio de la pandemia en la nación suramericana, la segunda cifra más alta del mundo.

Pese a la crisis sanitaria que vive Brasil ante la pandemia de la Covid-19, la Conmebol ratificó que sería la sede de la edición 47 de la Copa América.

El partido inaugural de la Copa América 2021 entre Brasil y Venezuela, que fue transmitido por el Sistema Brasileño de Televisión (SBT), registró la peor audiencia en la historia de esta competencia.

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Dicho partido fue visto por 2. 793.000 de personas en territorio brasileño, un país que registra 211 millones de habitantes y cuya población se precia de “amar al fútbol por encima de todas las cosas”, especialmente a su selección.

El rating, implacable medición de audiencia, enfrentó al partido de la Canarinha con el programa Domingo de Fausto (Domingão do Faustão en portugués) que se transmitía al mismo tiempo por la cadena Globo y que no tenía a su presentador estrella que se encontraba descansando luego de su hospitalización.

El detalle de la baja audiencia para un partido de la selección brasileña, en un torneo que se juega en su territorio, no es un tema menor ni hace parte del folclore o banalidad que pueden llegar a representar el deporte o la farándula.

Este es el reflejo del desinterés que hay en Brasil por el torneo que fue adjudicado a última hora tras la negativa de las sedes iniciales por problemas sanitarios, los que el país ahora sede tiene y en cantidades alarmantes.

Crisis sanitaria por Covid-19

El gigante suramericano registra 74.042 casos nuevos en las últimas 24 horas para un promedio de 70.237 en los últimos siete días, esto es un total de 17.628.000 casos activos.

Asimismo, el dato de seguimiento a la Covid-19 en Brasil refiere que, en las últimas 24 horas, 2.997 personas fallecieron, cifra que supera los casos del día anterior.

Pero el tema pandemia, base de crítica y oposición a la realización de la Copa América, es solo uno de los tantos que hay en Brasil. La población también tiene la mente puesta en el tema económico que viene afectando el poder adquisitivo popular en los últimos meses.

Aumenta la inflación en Brasil

El Comité de Política Monetaria del Banco Central decidió incrementar los tipos de interés por tercera vez en lo que va de año, en esta ocasión en 75 puntos básicos, pasando de un 3,5 por ciento a un 4,25 por ciento, con el objetivo de frenar los repuntes de inflación.

Con esta nueva decisión, los tipos de interés (tasa Selic en Brasil) han vuelto a los niveles prepandémicos de finales de 2019 y principios de 2020.

El Comité asegura que esta acción es "apropiada" para la normalización de los tipos de interés con el fin de conseguir un nivel que se considere neutro. "Este ajuste es necesario para mitigar la difusión de los actuales choques temporales sobre la inflación".

El índice nacional de precios al consumidor acumulado de Brasil, para el pasado mes de mayo, se ubicó en el 8,06 por ciento que equivale a un aumento de 1,3 puntos respecto a la tasa acumulada del mes anterior.

Mayo de 2021 registró una variación mensual de la inflación 0,83 por ciento, lo que supone la mayor tasa del índice para este mes desde 1996. Pero las medidas no terminan ahí y al pueblo brasileño le esperan incrementos en el precio del dinero.

"Para la próxima reunión, el Comité prevé la continuación del proceso de normalización monetaria con otro ajuste de la misma magnitud", detalla el comunicado emitido por el Banco, que añade que el deterioro de las expectativas de inflación podría exigir una reducción "más tempestiva de los estímulos monetarios".

"Los indicadores recientes continúan mostrando una evolución más positiva de lo esperado, implicando revisiones relevantes en las proyecciones de crecimiento", apunta el texto que también advierte sobre las presiones inflacionarias en el resto de economías, las cuales "pueden tornarse en un ambiente desafiante para los países emergentes".

Copa América en medio de la crisis pandémica

Con estos dos temas, el de salud pública y el económico, la decisión del presidente brasileño Jair Bolsonaro, de albergar la Copa América de fútbol en su país, es una apuesta difícil de entender a simple vista.

Algunos analistas ven esta decisión como otra jugada riesgosa del presidente de ultraderecha, pero otros consideran que hay un cálculo frío detrás de la misma.

"La apuesta de Bolsonaro es tratar el campeonato como el gran evento que señala una nueva fase en el país, superando la pandemia", dijo el reconocido experto brasileño en Ciencia Política y encuestas de opinión, Antonio Lavareda, al medio británico BBC.

Bolsonaro enfrenta crecientes dificultades políticas. El índice de aprobación del presidente cayó hasta 24 por ciento en mayo, según una encuesta de Datafolha, seis puntos menos que en marzo, y su impopularidad se notó el fin de mes pasado en las mayores protestas callejeras en su contra desde el inicio de la pandemia.

Si bien niega que haya evidencia sobre el impacto político de eventos de este tipo, Lavareda señala que el fútbol "siempre tiene la capacidad de desviar parcialmente el foco de atención de las personas".

"Bolsonaro apuesta al hecho de que la economía brasileña se estaría recuperando y el campeonato de la Conmebol serviría para señalar una recuperación del humor de la sociedad", explica Lavareda.

Sin embargo, llevar la Copa América a Brasil puede implicar un costo político para el presidente brasileño, señalan algunos expertos. El analista político de la consultora ArkoAdvice en Brasilia, Cristiano Noronha, por la BBC Mundo, evalúa que "el riesgo que Bolsonaro enfrenta es que tengamos un aumento significativo de casos de coronavirus”.

“Si eso ocurre, ciertamente recordarán esta medida y que al final terminó pasando un mensaje equivocado a la población", acotó el consultor.

Lula, la esperanza para muchos brasileños

El pulso en las calles brasileñas es visto como un preámbulo de las elecciones del año próximo, cuando se espera que Bolsonaro busque su reelección enfrentándose al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

La popularidad del izquierdista Lula ha crecido en meses recientes y, una encuesta de Datafolha en mayo pasado, indicó que en una eventual segunda vuelta, obtendría el 55 por ciento de votos contra el 32 por ciento de Bolsonaro.

Las gestiones del exmandatario brasileño son recordadas por las garantías brindadas al pueblo, mediante programas sociales que procuraban defender sus derechos y mejorar su calidad de vida, así como ofrecerles un futuro de oportunidades.

Intenciones detrás de la Copa América

La profesora de Ciencia Política en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, Vera Chaia, cree posible que Bolsonaro gane algo de apoyo si la Copa América se desarrolla con normalidad y Brasil resulta campeón.

Pero afirma que las prioridades de la sociedad brasileña ahora son distintas a las del 2019, cuando eso ocurrió por última vez en el mismo país. "Lo que la mayoría de los brasileños quiere es vacunas", dice y añade que "si tienen condiciones de organizar un campeonato en cuatro capitales, podrían muy bien organizar una distribución perfecta de las vacunas para el pueblo brasileño".

Otra voz autorizada es la del director del prestigioso Instituto Butantan, Dimas Covas, quien afirmó en una entrevista a la agencia EFE que la decisión de Brasil de albergar la Copa América en plena pandemia de coronavirus fue "absolutamente equivocada".

"Los números están mostrando que fue una decisión equivocadísima y puede tener consecuencias", resaltó Covas. De los 65 positivos al virus, 19 se corresponden a miembros de las delegaciones participantes, mientras que 46 fueron árbitros, personal de los estadios o empleados de la Conmebol.

"No sabemos si esas personas (infectadas) están o no con variantes" del coronavirus, señaló el principal ejecutivo del Butantan, uno de los laboratorios de referencia de Latinoamérica y responsable por la producción local de la vacuna china Sinovac, que entregó a Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) 50.000 dosis del biológico como aporte al desarrollo de eventos deportivos.

La última encuesta nacional en Brasil dejó en claro que el 64 por ciento de los consultados está en contra de organizar el torneo, mientras que el 29 por ciento dio su voto a favor.

Entre los críticos de Bolsonaro, el 83 por ciento se opone a que se juegue en Brasil y un 35 por ciento de sus seguidores se abstuvo de apoyar la competencia, según la firma encuestadora XP/Ipespe.

Estos últimos datos nos dejan entrever que la Copa en Brasil sigue su desarrollo como un evento fantasma y que la jugada de Bolsonaro al apoyar su realización no da los frutos que esperaba, al menos el que citó el sociólogo y ciencista político Antonio Lavareda, el de “desviar parcialmente el foco de atención de las personas”.


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