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    La población de Mosul huye de la violencia.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 180 mil personas han escapado de la violencia en Mosul, desde el inicio en octubre de 2016 de la ofensiva del ejército iraquí contra el Daesh.

Mosul, la tercera ciudad más grande de Iraq, sufre las consecuencias de la guerra contra el terrorismo. Desde junio de 2014, el grupo autodenominado Estado Islámico (Daesh, en árabe) ocupó esta urbe del norte iraquí, cuna de Nínive, la capital del Imperio asirio y una de las ciudades más importantes de la historia de esa nación.  

Tres años de guerra que han destruido a Mosul, ciudad que durante 1990-1991 también recibió los efectos de las bombas, esta vez lanzadas por la coalición de la Guerra del Golfo, formada por 34 países y liderada por Estados Unidos, coalición que asesinó además a un número indeterminado de civiles.  

Luego vino la invasión estadounidense en 2003, otro trágico episodio para los habitantes de Mosul.


Mosul se libera del Daesh, mientras su población huye de la violencia

Vicent Montagud, corresponsal de teleSUR, quien se encuentra en Erbil, capital del kurdistán iraquí, para contar las consecuencias de la ofensiva contra el Daesh, reporta que en las últimas 24 horas, hubo 40 víctimas como resultado de las acciones para eliminar la presencia de los grupos terroristas en Mosul.

Mientras el ejército iraquí despliega la ofensiva y se incrementa el número de heridos y muertos como resultado de combates, atentados, ataques aéreos o ejecutadas en circunstancias no aclaradas, la población abandona la zona. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 180 mil personas han escapado de la violencia en Mosul desde la entrada del ejército. Aún permanecen 750 mil civiles en esa urbe. Se prevé que la mayor parte de ellos irá a otro lugar a residir.


Desplazados por el conflicto

Desde el inicio de los ataques de Daesh a la ciudad norteña de Mosul en junio de 2014, millones de personas han huido de sus hogares de la violencia de estos terroristas que cuentan con recursos financieros y el apoyo de algunos países extranjeros.  

“Las familias están llevando a cabo travesías espantosas a través de zonas en conflicto activo contaminadas con artillería sin explotar y artefactos explosivos improvisados, a menudo de noche y a veces andando hasta 60 kilómetros para escapar hacia la seguridad”, añade.


Fuerzas Especiales Iraquíes tras una explosión durante una operación en Mosul. (Foto: Reuters)

Después de la ofensiva contra el Daesh 

El relator especial de la ONU, Chaloka Beyani, sobre los derechos de los desplazados expresó preocupación por la cantidad de desarraigados que causa los combates en Mosul luego de la ofensiva militar del ejército de Iraq para recuperar la ciudad de manos del ISIS.  

El experto indicó que aunque las agencias humanitarias establecieron medidas de protección para los civiles previas a la ofensiva del ejército iraquí, no se ha prestado suficiente atención la evacuación de la población de esa ciudad.

Beyani subrayó que las partes en conflicto tienen la responsabilidad de proteger a los desplazados, según las leyes humanitarias internacionales.  

El relator especial llamó a todos los actores a respetar sus obligaciones en virtud del derecho internacional relativo a la protección de los civiles, incluyendo las mujeres, los niños, los discapacitados y las personas mayores.  

Finalmente, Beyani pidió que se adecúen sistemas de evacuación de emergencia para civiles en las áreas de hostilidades y que se les ofrezcan alimentos, agua y atención médica.


Las víctimas de la ofensiva en Mosul. (Foto: Reuters)

Refugiados: de Mosul a Hasaka

Muchos de los refugiados cuentan que han tenido que recurrir a traficantes de personas para realizar el viaje desde Mosul, que habitualmente lleva entre dos días y una semana, viajando a través de territorios controlados por fuerzas extremistas para alcanzar las zonas bajo control kurdo en Hasaka. Una familia relató que había tardado más de un mes en alcanzar Siria desde Mosul.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en colaboración con ONG locales, está distribuyendo tiendas de campaña, colchones y esterillas a los recién llegados, la mayoría de los cuales carecen de refugio adecuado y de instalaciones sanitarias.

Asimismo, ACNUR está coordinando esfuerzos para redoblar la asistencia médica para aquellos que la necesitan. Muchos padecen enfermedades cutáneas y otros problemas de salud provocados por su prolongada exposición al calor y al polvo durante el viaje. También se precisa con urgencia tratamiento para enfermedades crónicas como la diabetes y dolencias cardíacas.

En noviembre de 2016 casi la mitad de los habitantes de Mosul careció de acceso a agua potable tras la destrucción de una de las principales tuberías de abastecimiento de agua de esa ciudad iraquí, informó el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF).

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