El informe titulado ¡Basta ya! presentado por el Grupo de Memoria Histórica ubica el inicio del conflicto armado en ese país en 1958 con la entrada en vigencia del Frente Nacional.
Por su parte, varios miembros de la comisión consideran que el origen del conflicto se remonta hasta la década de 1920 y se refiere al comienzo del capitalismo en el país y “los primeros efectos en el mundo rural”. En este contexto cuarenta años después nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), según el relator Víctor Manuel Moncayo.
“La tierra es un hilo común y detonante del conflicto”, coinciden Darío Fajardo, Sergio de Zubiría, Alfredo Molano y María Emma Wills. Hay un punto de convergencia entre los historiadores que señalan que en la década de los 80 la guerra se recrudeció con la expansión del paramilitarismo hasta llegar al escenario actual.
La desigualdad, la injusticia social y los grandes problemas agrarios no resueltos han sido los agravantes del conflicto. Otro tema de discusión ES el Frente Nacional.
La obstrucción de las reformas sociales, especialmente en el período de Alfonso López Pumarejo, la debilidad institucional y un “colapso parcial del Estado durante la violencia” son también causas del conflicto.
Otras tesis sostienen que la precariedad del Estado para ejercer sus obligaciones y garantizar los derechos a los ciudadanos también fueron los detonantes. La injerencia extranjera también ha recrudecido el conflicto. Estudios confirman que Estados Unidos (EE.UU.) ha entrenado a colombianos y ha limitado la autonomía de las autoridades de ese país, según analistas.
En cuanto al tema de la responsabilidad, los informes de la comisión histórica resaltan que “no eximen a nadie y tampoco deben atribuir responsabilidades individuales”.
Injusta distribución de tierras
Los resultados preliminares del Censo Nacional Agropecuario (CNA) de Colombia, llevado a cabo en 2014, determinaron que sólo el 6,3 por ciento del área rural de Colombia (7,1 millones de hectáreas) es usada para cultivos agrícolas, mientras que el 93,7 por ciento restante es utilizada para otras actividades como la ganadería.
Pero realmente son 5 millones de hectáreas sembradas y no 7 millones como había informado el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE) en un primer avance del Tercer Censo Agropecuario de Colombia.
Estos datos fueron difundidos por el diario colombiano El Tiempo a inicios de febrero como un adelanto de los datos del área rural por regiones o microdatos que prometió el DANE para el primer trimestre de este 2016.
La información publicada señala que, de los 7 millones de hectáreas sembradas, 1 millón pertenecen a cultivos de grupos étnicos y que hay 43 mil huertos caseros dedicados solo para el autoconsumo de los colombianos.
El 0,4 por ciento de los propietarios posee el 46 por ciento de las tierras divididas en terrenos de hasta 500 hectáreas. Otro 70 por ciento de los propietarios sólo tiene cinco por ciento del total de la zona rural colombiana, con predios de máximo cinco hectáreas.
Asimismo, el 83 por ciento de los productores del campo manifestaron no haber utilizado maquinarias en sus labores y un 89 por ciento no ha solicitado créditos bancarios ni ha accedido a asesoría o asistencia técnica.
Los resultados de este censo confirman la existencia de una injusta distribución de tierras en Colombia y ha sido reconocida como una de las bases del conflicto armado y social.
El sociólogo y periodista colombiano, Alfredo Molano, en entrevista exclusiva a teleSUR aseguró que este sondeo se hizo necesario ante el desconocimiento por parte del Gobierno de Colombia de la cantidad de tierras que estaban a nombre de la nación cuando se firmó el Fondo Nacional de Tierras, en el marco del proceso de paz en La Habana (Cuba).
Según el especialista, estos datos son muy “importantes para decidir el tamaño de ese fondo, porque son las tierras que se pondrían a disposición de los campesinos una vez se haya firmado el acuerdo”.
Molano explicó que la Constitución de Colombia establece que los colonos o campesinos están en pleno derecho de ocupar y trabajar las tierras sin tener títulos de propiedad.
“El hecho más protuberante es que la gran mayoría de tierras es utilizada por los ganaderos y estas tierras también podrían utilizarse para cultivar alimentos”, agregó.
Asimismo, recordó que la lucha por la tierra inició en la década del 20 cuando la expansión cafetera provocó el aumento de precios de los terrenos y los campesinos decidieron sembrar este rubro por su cuenta, en lugar de seguir trabajando como peones de grandes hacendados.
En la década del 60, y como consecuencia de la exclusión social y política, la distribución desigual de las tierras y la injusticia social aparecieron los grupos insurgentes como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
En los 70' surgen el Movimiento 19 de Abril (M-19), el Movimiento Armado “Quintín Lame”, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y otros grupos minoritarios que fueron exterminados o desaparecieron por sí solos.
Más adelante también aparecieron los grupos paramilitares como parte de una estrategia del Estado colombiano para “combatir” en conjunto con el Ejército y las fuerzas de seguridad a los insurgentes, bajo la Doctrina de Seguridad Nacional orientada por EE.UU. Sin embargo, el paramilitarismo tiene su origen en las bandas de “pájaros” que asolaron el campo colombiano en los años 50 como parte de la estrategia conservadora para eliminar al pueblo liberal durante la “época de la violencia”. Posteriormente, en los 60', el Gobierno promulgó decretos que permitían armar grupos de civiles para enfrentar a “la amenaza comunista”, siguiendo recomendaciones y modelos aplicados por los EE.UU. en Vietnam y Guatemala.
Los paramilitares, agrupados en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), efectuaron las peores masacres y obligaron al desplazamiento forzado de la población mayoritariamente campesina.
El Centro de Memoria Histórica de Colombia calcula que desde 1958 a 2012 han muerto en el país 218 mil 94 personas por la guerra. De esta cifra poco más de 11 mil en masacres; más de la mitad ejecutadas por paramilitares de la extrema derecha.