Si se comprueba por el testimonio de las personas que el comportamiento del candidato fue ejemplar, la Iglesia le declara «Siervo de Dios».
La Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano aprueba la "positio" un documento en el que incluyen, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios. Si por estas detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, el Santo Padre lo declara «Venerable».
Para que un Venerable sea Beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión. Dicho milagro debe ser probado a través de una instrucción canónica especial, que incluye el parecer de un comité de médicos y de teólogos.
Para la canonización es necesario otro milagro atribuido a la intercesión del Beato y ocurrido después de su beatificación.
El candidato a Santo ha vivido las virtudes cristianas en grado heroico (requiere la confirmación de 2 milagros)
Si ha sufrido martirio por causa de la fe (requiere un milagro confirmado)
El proceso de beatificación de Romero comenzó el 24 de marzo de 1990 con la introducción de la causa por todas las circunstancias que tuvo su vida y muerte, pero la solicitud formal fue presentada el 12 de mayo de 1994. En noviembre de 1996, la Santa Sede aceptó la causa como válida, pero después quedó estancada y no fue hasta 2005 cuando la Congregación para la Causa de los Santos dio el visto bueno para que se continuase el proceso.
La causa para la beatificación de Romero estuvo bloqueada durante años por temor a una asociación con la Teología de la Liberación. El Papa Francisco desbloqueó el proceso de beatificación de Monseñor Romero en 2013 y en 2015 aprobó el decreto en el que se reconocía el "martirio" de Romero in odium fidei, es decir, que fue asesinado por "odio a la fe". La declaración del martirio fue fundamental para su beatificación ya que entonces no es necesario reconocer un milagro.
Finalmente se fijó el 23 de mayo de 2015 como la fecha para la beatificación de Monseñor Romero.
como plataforma propagandística ni tomó partido por una corriente política, sino que desde sus homilías exhortó a la conciliación del pueblo salvadoreño y al cese de la represión.
como el padre jesuita Rutilio Grande, Romero acentuó el compromiso de lucha cristiana en el conflicto político y social del país y abrió las puertas de la iglesia a las víctimas de la dictadura.
debido a que aseguraba que predicaba la liberación del pecado obrada por Jesucristo; las misas de Romero siempre fueron tradicionales, mientras que los teólogos de la liberación incorporaban elementos de la cultura popular.
contra el pueblo, expresó: "¡En nombre de Dios, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno, en nombre de Dios, cese la represión!", culminó la homilía el 23 de marzo de 1980, un día antes de su asesinato.
en América Latina y exigió un cambio económico, político y social más justo para los salvadoreños. Sus constantes exhortaciones al antiimperialismo ocasionaron que el presidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981) instara al Vaticano a sancionarlo.