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Sangrienta incursión, dirigida por los EE.UU. desestabiliza la  política Filipina
Publicado 5 marzo 2015



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Mientras surgen los detalles del papel de Estados Unidos, la presión crece sobre el Presidente para admitir la complicidad en una operación dirigida por Washington, que hasta ahora se ha negado a hacerlo.

 

Una incursión para "neutralizar" a un terrorista internacional, que salió mal, ha desacreditado seriamente a la administración del Presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, alentando a fuerzas que buscan desestabilizarlo, y que deja claro los peligros de gobiernos que están a la entera disposición de Washington.

Muy temprano, en la mañana del 25 de enero, treinta y siete comandos pertenecientes a la Unidad  Seaborne de la Fuerza Especial de Acción de la Policía Nacional de Filipinas (SAF) entraron en el bastión del Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), de Mamasapano, en la provincia de Maguindanao y marcharon directo a una choza, donde Zulfiki bin hir, alias Marwan, un fabricante de bombas de Malasia que encabezaba la lista de los más buscados por el FBI de los EE.UU, estaba durmiendo. Los comandos fueron capaces de matar a Marwan, pero a medida que los insurgentes Moro despertaron y comenzaron a disparar contra los intrusos, se tuvo que dejar atrás su cuerpo y contentarse con cortar el dedo índice del cadáver para entregarlo al FBI.

La Incursión se desenreda

Entonces todo lo que podía salir mal, salió mal.

Cuando se retiraban, nueve comandos fueron asesinados. Por radio pedían ayuda a una "Fuerza de Reacción Rápida" (QRF) que se suponía iba a cubrir su retirada, a la Unidad de Seaborne se le dijo que el grupo estaba inmovilizado en un campo de maíz plano, con poca cobertura. Durante las próximas horas, toda la unidad de 36 hombres fue asesinado uno por uno, por francotiradores Moros. Sólo uno de los 36 sobrevivió, al correr por su vida y saltar a un río cercano. En total, 44 policías murieron en la sangrienta batalla que tuvo lugar a 1680 kilómetros de la capital nacional, Manila. El MILF estima que 18 de sus combatientes y cuatro civiles murieron.

Un esfuerzo de rescate oportuno ni siquiera fue montado, ya que a un batallón de infantería en la zona, no se le informó hasta altas horas de la mañana que los comandos estaban bajo fuego. Cuando los monitores de alto el fuego finalmente llegaron al campo de maíz por la tarde, mucho después que la batalla terminó, encontraron que los cadáveres habían sido despojados de sus armas y otros equipos, algunas heridas expuestas indicaban que habían recibido disparos a quemarropa.

La mayor víctima: La Autonomía Moro

La “Masacre de Mamasapano", como se ha dado en llamar, puso de cabeza la política Filipina. La mayor víctima fue la Bangsa, Ley Fundamental Moro, que estaba en las últimas etapas para ser tratada por el Congreso de Filipinas. Conocida como la "BBL", el proyecto de ley fue el producto de casi cinco años de intensas negociaciones entre el Gobierno y el MILF, para poner fin a casi 50 años de lucha en el Sur de Filipinas a través de la creación de una región autónoma para los Moros Musulmanes, un pueblo ferozmente independiente que se ha resistido a la integración en el más amplio sistema de gobierno Filipino. Con las emociones corriendo entre la mayoría Cristiana por encima de lo que se percibía como "una exageración" infligida a los miembros del SAF por parte de los insurgentes Moro, la aprobación del Congreso de la BBL fue puesto en duda, amenazando con un eventual retorno a las hostilidades. Algunos políticos se montaron en el incidente para avivar sus latentes prejuicios anti-Musulmanes de la cultura dominante, no sólo para tratar de descarrilar la autonomía, sino para avanzar en sus ambiciones presidenciales.

Bajo interrogación en el Congreso, los hechos fueron extraídos pieza por pieza de altos funcionarios de la administración que, en televisión nacional, no podían ocultar los sentimientos que corrían en esa gama de culpa, tristeza, incredulidad y resentimiento por no estar "al corriente". El elemento decisivo en el desenlace de la operación, al parecer, fue la retención deliberada de información sobre el funcionamiento de las SAF, de las personas clave en la parte superior de la jerarquía de las fuerzas armadas y la policía. Sólo el presidente, el comandante de la SAF, y el jefe de la PNP, el general Alan Purisima, sabían de la misión. Aunque suspendido de su cargo por la investigación pendiente por el Defensor del Pueblo, por cargos de corrupción, el Gen Purisima, un ayudante de confianza del presidente, estaba efectivamente a cargo de la operación, sin informar al jefe del PNP, Secretario del Interior y de Administración Local, que no sabía nada de la misión hasta que el desastre le superó.

Estaba emergiendo en las audiencias el siguiente retrato de la tragedia: para atrapar a un connotado terrorista, los que concibieron e implementaron la operación, eligieron no informar a los mandos superiores en la policía y el liderazgo militar, e ignorar y subvertir los procedimientos y mecanismos de acceso territorial trabajados por el MILF, el Gobierno, y el monitoreo de terceros. Los combatientes del MILF, junto con los combatientes de un grupo separatista recalcitrante, los Fighters Bangsa Moro de Liberación Islámica (BIFF), respondieron a lo que percibían como una fuerza de invasión grande, y una vez que comenzó la batalla, se hizo muy difícil para sus líderes darse cuenta de la intención del contingente de    l SAF y ordenar a sus fuerzas detenerse. Parecía evidente, también, que algunos policías heridos fueron rematados, aunque no estaba claro si se trataba de combatientes pertenecientes al FMLI los que fueron responsables de estas atrocidades.

La mano de Washington

El gran enigma, para muchos, era por qué un gobierno que estaba en las últimas etapas de la negociación de un acuerdo de autonomía, y que pondría fin a 50 años de guerra, podría poner en peligro este objetivo -  se dice que es el legado que quiere dejar el Presidente Aquino - con una intrusión tipo comando, a gran escala, en territorio del MILF y sin informar a su interlocutor.

Para un número creciente de personas, la respuesta tiene que ver con Washington. De hecho, las huellas dactilares de Washington estaban por todas partes de la operación: Había una recompensa de $ 5 millones, colocados por los estadounidenses, por la cabeza de Marwan. Un helicóptero de las fuerzas armadas estadounidenses apareció en el área después del largo tiroteo, supuestamente para ayudar a evacuar a los heridos. El dedo de Marwan desapareció después de la batalla y se presentó en un laboratorio del FBI en los EE.UU unos días más tarde. ¿Por qué no fue entregado a las autoridades locales?, preguntaron los perplejos senadores, mirando la incursión.

Se dice que drones Estadounidenses localizaron el escondite de Marwan

Funcionarios Filipinos han mantenido la boca cerrada sobre la participación de Estados Unidos en la redada, invocando la "seguridad nacional" o han decidió hacer revelaciones sólo en sesiones ejecutivas en el Senado. Así, ha caído la tarea en los medios de comunicación para investigar el papel de Estados Unidos. Tal vez, la más fiable de estas investigaciones la llevó a cabo el Philippine Daily Inquirer. Entre los hallazgos de la investigación del Inquirer, se dice que drones Estadounidenses localizaron el escondite de Marwan, guiando a los comandos Filipinos hacia el escondite, y ofreciendo direcciones en tiempo real al comando del SAF, esto, desde lejos del campo de batalla. Los asesores Estadounidenses, afirmó el periódico, fueron los que vetaron informar a altos funcionarios de la PNP, las fuerzas armadas, y el MILF, del ataque planeado en base a que la noticia de la acción se podía filtrar hasta Marwan. Por último, el plan original de tener un equipo fusionado de la Unidad de Seaborne y la Fuerza de Reacción Rápida para capturar a Marwan, fue vetada por los asesores Estadounidenses, que favorecían el plan final de tener sólo al Seaborne para capturar al Malasio, con la QRF cubriendo el salvamento de los primeros. La Unidad de Seaborne, se supo, había sido entrenada por algunos  Navy Seals "retirados" y funcionaba como una unidad especial de los Estadounidenses, dentro de la Fuerza Especial de Acción.

Las dimensiones totales de la participación de los Estadounidenses aún no se ha descubierto, pero ahora está claro para muchos, que sacar del país a Marwan era una prioridad Estadounidense, no Filipina, aunque las autoridades Filipinas estaban preocupadas por la fabricación de bombas por parte del Malasio. Como un congresista dijo, la tragedia de Mamasapano fue un caso de "los Estadounidenses luchando hasta el último Filipino".

En el Bunker

Mientras surgen los detalles del papel de Estados Unidos, la presión está sobre el Presidente para que admita la complicidad en una operación dirigida por Washington, y que hasta ahora se ha negado a hacerlo. Aquino ha sido objeto del más intenso fuego de nacionalistas que antes ya le criticaban por la negociación de un pacto militar con Estados Unidos, el Acuerdo de Cooperación de Defensa Mejorada (EDCA), pacto que permite una mayor presencia militar Estadounidense en las Filipinas, al permitir a los Estadounidenses el acceso y uso de las bases Filipinas para implementar el plan "Pivote a Asia", estrategia del presidente Obama y diseñado para contener a China.

Ya bajo ataque, por no admitir su responsabilidad por el ataque fallido, la acusación de ofrecer vidas Filipinas por un plan Estadounidense, parecía estar forzando al Presidente a hundirse más lejos en su búnker, creando la impresión generalizada de un vacío en el liderazgo, lo que hacía temer, que golpistas y otros aventureros-de los que no hay escasez en Filipinas - podrían aprovecharse.

* Columnista de Telesur, Walden Bello es miembro de la Cámara de Representantes de la República de Filipinas y el autor de muchos libros y artículos sobre política, militar y las relaciones económicas con Asia.


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