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El huracán Katrina reveló el desastre antes del desastre, escuelas públicas con financiación insuficiente, la falta de oportunidades económicas, y un departamento de policía corrupto.

El huracán Katrina reveló el desastre antes del desastre, escuelas públicas con financiación insuficiente, la falta de oportunidades económicas, y un departamento de policía corrupto. | Foto: EFE

Publicado 4 septiembre 2015



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Es una historia del racismo sistémico que comenzó mucho antes de la tormenta.

Los medios corporativos le fallaron a Nueva Orleans, tanto antes como después del huracán Katrina, y se está fallando de nuevo ahora. La economía de la ciudad y la población están creciendo, pero para los residentes más pobres la vida se ha vuelto más difícil. Mientras los medios de comunicación nacional han llegado a informar sobre Nueva Orleans, las historias de aquellos que siguen luchando para sobrevivir se han quedado fuera.

Es una historia de racismo sistémico que comienza mucho antes de la tormenta, con décadas de periodistas blancos haciendo caso omiso de los problemas sistémicos que plagaron la ciudad: las escuelas públicas, la vivienda y la asistencia sanitaria sin financiación suficiente, la falta de oportunidades económicas y un departamento de policía corrupto. Con algunas notables excepciones, los medios de comunicación incluso ignoraron su responsabilidad federal por la inundación después de la tormenta, diciendo que la ciudad enfrenta un desastre natural y no un hecho causado por el hombre.

Aunque el huracán Katrina alcanzó la categoría cinco en las aguas cálidas del Golfo, los vientos que azotaron Nueva Orleans habían descendido a categoría dos. Pero a pesar de que sólo se necesitaba protegerse de una tormenta mucho más débil de lo previsto, y a pesar de que los diques habían sido construidos por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos para soportar una tormenta de categoría tres, el sistema de protección federal falló y el 80 por ciento de la ciudad se inundó.

Pasaron los días, y el mundo fue testigo de personas que quedaron abandonadas en los techos de las casas y en el centro de convenciones conocido como Superdome, no hubo ayuda ni rescate.

Al principio, la gente de todo el mundo simpatizaba con la gente de Nueva Orleans, mientras observaban a familias abandonadas y sufriendo en el país más rico del mundo. Pero entonces la cobertura mediática cambió y las personas de Nueva Orleans fue calificada como "saqueadores" y "matones". The Associated Press publicó una foto de un joven caminando con el agua hasta la cintura con alimentos en sus brazos y de fondo se leía saqueador, mientras que otras fotos describían a los sobrevivientes blancos diciendo que habían “encontrado” comida. 

La Gobernadora Kathleen Blanco, convocó a una conferencia de prensa para decir que ella había llamado a las tropas no para rescatar sino para invadir. "Tienen M-16, y están listos y cargados... Estas tropas saben cómo disparar y matar y están más que dispuestos a hacerlo si es necesario, y espero que lo hagan". El segundo al mando de nuestro departamento de policía dijo en una reunión de oficiales, maten a su antojo, y agregó: "Si pueden dormir después de hacerlo, háganlo". La policía mató al menos a cuatro civiles negros desarmados en los días posteriores a la tormenta, mientras que vigilantes blancos armados también recorrían las calles, disparando a voluntad.

Nuestra prensa diaria, que más tarde ganó un premio Pulitzer por su cobertura, ignoró la violencia estatal contra los sobrevivientes. De hecho, Alex Brandon, un fotógrafo del New Orleans Times-Picayune, que más tarde pasó a trabajar para la agencia Associated Press, se vio obligado a admitir en un juicio años después que él conocía detalles sobre homicidios policiales que no reveló. El ex Fiscal del Distrito Orleans Parish, Eddie Jordan, me dijo en ese momento que él veía a los medios demasiado cercanosa la policía. "Estaban buscando héroes", dijo. "Tenían una relación acogedora con la policía. Recibían consejos de la policía; estaban en la cama con la policía. Era un ambiente de tolerancia a las atrocidades de la policía. Ellos abdicaron su responsabilidad de ser críticos en sus informes. Si unas pocas personas murieron fue un pequeño precio que pagar".

La mayoría de las salas de redacción de Estados Unidos eran totalmente blancos hasta la década de 1950. Muchos reporteros negros contratados en esa época pueden nombrar los disturbios que precedieron a su contratación, ya que los editores se dieron cuenta de que necesitaban personal que pueda reportar con mayor fiabilidad en las comunidades negras. Pero en Nueva Orleans, que era casi el 70 por ciento afroamericana en 2005, el diario todavía tenía sólo un puñado de periodistas negros. A nivel nacional, la mayoría de los periódicos siguen siendo dominados y tan blancos como en la época de los derechos civiles. La identidad no es la única variable que puede contar una historia, pero cuando una comunidad es sistémicamente poco representada en los medios de comunicación, afecta a las historias que se pueden contar.

El libro de Leonard Moore "Black Rage in New Orleans", documenta décadas de violencia policial y la protesta de los negros que si encontró reportada en los periódicos locales negros de la ciudad, pero que fue ignorada por los cuerpos de prensa blancos de los diarios de la ciudad. "The Times-Picayune y su actitud de negligencia periodística... por su negativa a cubrir el activismo negro, su protesta y frustración, olvidaron de informar a la mayoría de los blancos sobre la frustración que arrasó a la Nueva Orleans Negra", escribe Moore.

Cuando los medios de comunicación optaron por centrarse en el “saqueo” de la post-tormenta, ignoraron la verdadera violencia que los residentes negros enfrentaban de la policía y los vigilantes. Ese encuadre continuó durante la reconstrucción de la ciudad, todo esto mientras los periodistas representaban a los residentes en las viviendas públicas como delincuentes, por lo que fue más fácil ganar la aprobación del público para derribar sus casas. Había artículos sobre los residentes desplazados que utilizaron los pagos en efectivo de emergencia para usos completamente frívolos, pero los medios de comunicación estaban menos interesados en la exploración de la historia de discriminación racial que el robo de los residentes negros de millones de dólares de ayuda para la reconstrucción.

Transcurridos años desde la tormenta, los medios de comunicación siguen dando prioridad a las voces de los privilegiados, y dejan fuera a los que menos tienen. El racismo mediático que enfureció a muchos después de Katrina también ayudó a encender el movimiento Black Lives Matter, ya que la cobertura de los medios de comunicación sobre las víctimas negras de la violencia policial demonizó a las víctimas de una manera similar a lo que vimos después de Katrina.

La narrativa oficial de los informes post-Katrina contó historias de violencia en la vivienda pública, haciendo caso omiso de las historias de los residentes que realizaron rescates en sus propias comunidades, y la organización de base que había eliminado gran parte de la delincuencia en lavivienda pública. "Fue diseñado", dice Alfred Marshall, ex residente de vivienda pública de Nueva Orleáns. "Era todo para deshacerse de la vivienda pública. Los medios de comunicación habían estado proyectando que todos los asesinatos, todas las drogas, todas las cosas atroces suceden en la vivienda pública".

Muchos periodistas que visitan Nueva Orleans han notado los cambios en el sistema escolar, que ahora tiene el mayor porcentaje de escuelas chárter que cualquier otra ciudad. Estos cambios ocurrieron después de que quitaron el sistema escolar del control local negro y despidieron a todos los maestros. Los informes de prensa que celebran el cambio en el sistema escolar en Nueva Orleans a menudo ignoran las protestas masivas de los estudiantes que se quejan de una dura disciplina y la falta de modelos a seguir. Ignoran las historias de estudiantes con necesidades especiales, que no fueron atendidas por el nuevo sistema. Ignoran el despliegue masivo de la policía contra los estudiantes afroamericanos.

Hoy en día, gran parte de los medios nacionales está aclamando la "capacidad de recuperación" de la ciudad. Celebran lacreciente economía y la mejora en infraestructura. Pero como el abogado de derechos civiles, Tracie Washington ha dicho: "Yo prefiero no tener capacidad de recuperación. Porque cada vez que usted dice, 'Oh, tienen capacidad de recuperación', usted puede hacerme algo más".

Diez años después de la devastación de Nueva Orleans, hay buenas noticias para informar, pero no son los informes engañosos impulsados por el alcalde Mitch Landrieu sobre las escuelas autónomas y la disminución de la criminalidad y los senderos para bicicletas. Es el éxito de la organización comunitaria, que ha llevado una resistencia real a las "reformas" neoliberales impulsadas en la ciudad, y logró victorias reales, como las protecciones legales para trabajadores inmigrantes, supervisión federal al corrupto departamento de policía y más oportunidades de empleo en la reconstrucción de la ciudad para los trabajadores locales.

Durante las conmemoraciones de este aniversario de Katrina, miles de residentes van a tomar las calles. Ellos van a dar respuestas artísticas al desplazamiento, una marcha masiva, una ciudad de carpas y mucho más. Este es el cambio, desde la base, que va a transformar esta ciudad, y es una historia que no encontrarán en los medios corporativos.

**Jordan Flaherty es un productor y periodista de televisión con sede en Nueva Orleans. Es productor de The Laura Flandes Show y autor de Floodlines: Community and Resistancefrom Katrina to the Jena Six. Puede ver más de su trabajo en jordanflaherty.org.


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