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De Irlanda a Detroit: La Lucha Global Por el Agua
Publicado 26 noviembre 2014



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Agua, tal vez la mayor sustancia que damos por sentada, aparte del oxígeno, es uno de los últimos objetivos de una ola mundial de austeridad que se ha extendido hacia el Norte después de azotar el Sur Global por décadas. Irlanda y Detroit se han convertido en los últimos campos de batalla en esta lucha global.

Los estragos y las riquezas de la crisis económica mundial no son, en ninguna parte, más evidentes que en la lucha por el agua. Si bien las señales intermitentes corporativas de nuestros televisores nos hipnotizan con las últimas versiones del iPhone y pantallas planas de plasma, los fundamentos mismos de lo que asumíamos como una "inmortal" calidad de vida del primer mundo, se evapora ante nosotros.

Agua, tal vez la mayor sustancia que damos por sentada, aparte del oxígeno (que también se ha mercantilizado: ver el mercado internacional de carbono), es uno de los últimos objetivos de una ola mundial de austeridad que se ha extendido hacia el Norte después de azotar el Sur Global por décadas. Irlanda y Detroit se han convertido en los últimos campos de batalla en esta lucha global sobre el agua, en Irlanda, el gobierno ha impuesto nuevas tasas que quiebran a las familias de clase trabajadora en todo el país, mientras que funcionarios de la ciudad de Detroit han cerrado el acceso de agua para miles de residentes pobres a partir del verano pasado.

"Del agua brotó la vida. Los ríos son la sangre que nutre la tierra, y están hechas de agua las células que nos piensan, las lágrimas que nos lloran y la memoria que nos recuerda", escribió el famoso escritor uruguayo Eduardo Galeano en Los Hijos de los Días: Un Calendario de la Historia Humana (2013). En todo el Hemisferio Norte y el Sur, la gente común están defendiendo su derecho a vivir, su derecho al agua.

La ONU se centró especialmente en el fomento de esta necesidad en los "países en desarrollo"

El 28 de julio del 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la histórica Resolución 64/92 reconociendo el derecho humano universal al agua y al saneamiento, llamando a todos los Estados y organismos internacionales a que proporcionen recursos financieros, la tecnología y las infraestructuras que garanticen "suficiente, agua salubre, aceptable y físicamente accesible y asequible para el uso personal y doméstico". Mientras que la ONU se centró especialmente en el fomento de esta necesidad en los "países en desarrollo", hay  movimientos que en esta era de austeridad paralizante, esgrimen cada vez más la noción del agua como un derecho humano básico, accesible y asequible a través del Norte Global.

A principios de este mes de noviembre, más de 100.000 personas marcharon a través de Irlanda contra el nuevo impuesto al agua, presentado el 1 de octubre de este año. Antes del impuesto, los ciudadanos irlandeses estaban pagando impuestos generales por sus servicios de agua, al igual que cualquier otra mercancía pública. Como parte del paquete de rescate del 2010 entre el Gobierno irlandés con la UE y el FMI, las nuevas tarifas de agua costaran un promedio de entre 278 a 400 Euros ($ 350-500) adicionales al año. Si bien esto puede cubrir el costo de una cena modesta para un funcionario de la UE o el FMI, los cargos no son ninguna broma para la gran mayoría de las familias trabajadoras que serán devastadas por esta medida. Pero muy a su pesar, a través de la isla, la clase obrera está contraatacando.

Aparte de los miles que han salido a las calles para expresar su rabia contra las tarifas de agua, varias protestas han sido organizadas por la campaña Right2Water, entre otras organizaciones, muchos irlandeses comunes y corrientes también están participando en acciones militantes directas para detener los impuestos. Entre ellos se encuentra Karen Doyle, una madre de tres, de 43 años, de la tranquila localidad costera de Cobh, Irlanda, que fue detenida por bloquear una instalación de medidores para los cobros. Un miembro de "Cobh dice no a las tarifas de agua", Doyle fue una de las tres personas detenidas, apoyados por otros 50 presentes en el bloqueo. Mientras tanto, en la norteña ciudad de Letterkenny, otra madre llamada Corinna McCalling, quien tiene cuatro hijos y no puede pagar los cargos, declaró que "los detendrá físicamente ... nunca voy a pagar por el agua porque siento que ya estamos pagando por ello". Además de ya pagar el impuesto al agua, Dette McLoughlin de 56 años ha informado que muchos residentes de Galway prefieren comprar agua embotellada debido a la aparición de cryptosporidium parasitaria en el suministro de agua, por lo que el impuesto adicional al agua es un verdadero insulto.

No hay duda de que la organización y la militancia en Irlanda son realmente inspiradoras. Como Andrew Flood, Secretario Nacional del Movimiento de Solidaridad de los Trabajadores me dijo: "Después de seis años de austeridad, el movimiento de resistencia al impuesto al agua en Irlanda, está en un momento de revuelta sin precedentes y de movilización popular". Pero sólo el tiempo dirá, señala Flood, lo que traerá. "Gran parte de la movilización es semi-espontánea y es organizada a través de los medios de comunicación social. Esto es muy nuevo, así que es difícil saber cuáles son las consecuencias a largo plazo, más allá de ser cierto que la experiencia de estas movilizaciones está dando a un gran número de personas las herramientas para organizarse en el futuro".

Las válvulas de cierre de agua están afectando a las comunidades más pobres de Detroit

Mientras tanto, en Detroit, Michigan, el 'Wild West' del capital norteamericano, el  Departamento de Agua y Alcantarillado de Detroit cortó el servicio de agua a más de 15.000 familias pobres y de clase trabajadora por cuentas atrasadas, a finales de este verano, mientras se ignoran las facturas pendientes por valor de $ 9,5 millones de 40 empresas de toda la ciudad. Estos cierres afectan a casi el 40% de la población de la ciudad, y han sido condenados por las Naciones Unidas como una violación de derechos humanos. Como el primer Relator Especial de la ONU sobre el derecho al agua potable y al saneamiento, Catarina de Albuquerque, señaló en su visita a Detroit el pasado octubre, las válvulas de cierre de agua están afectando a las comunidades más pobres de Detroit, en su mayoría afroamericanos. Reconociendo que la lucha por el agua es global, los grupos como las Brigadas de Agua de Detroit, un grupo de respuesta rápido de suministro de agua de emergencia para las familias necesitadas y que aboga por planes de pago accesibles, están coordinando esfuerzos de solidaridad con Right2Water en Irlanda.

Los activistas y organizadores en esta lucha transatlántica contra la mercantilización y privatización del agua, sin duda, deben mirar hacia el Sur Global, con un rico legado de lucha contra la invasión del capital neoliberal de este recurso básico. A finales de 1999, como parte de un acuerdo con el FMI, el gobierno boliviano vendió el suministro de agua de Cochabamba a una empresa privada llamada Bechtel, que aumentó drásticamente las facturas de agua entre un 35 a 200%. A principios del 2000, miles de residentes de Cochabamba tomaron militantemente las calles de la ciudad, exigiendo la revocación de este contrato. Después de una larga y sangrienta lucha, los funcionarios de Cochabamba se vieron obligados a retirar la medida de privatización, manteniendo el suministro de agua en manos públicas. Desde los impuestos al agua en Irlanda, por acuerdos entre la UE / FMI, al cierre del suministro de agua en Detroit, a la privatización del agua de Bolivia, estos son los indicadores de la austeridad neoliberal. Y como el pueblo de Cochabamba lo demostró tan bien, sólo la acción directa logra los objetivos.

**Yesenia Barragán es candidata al doctorado en Historia de América Latina en la Universidad de Columbia. Con sede en Nueva Jersey / Nueva York, es la autora de; Vendiendo Nuestras Máscaras de la Muerte: Dinero por Oro en la Era de la Austeridad, en Zero Books.


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