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La protección de los océanos y las especies marinas permite abordar la triple crisis que sufre nuestro planeta: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.

La protección de los océanos y las especies marinas permite abordar la triple crisis que sufre nuestro planeta: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. | Foto: Save the Planet

Publicado 17 marzo 2023



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La actividad humana genera impactos negativos en los océanos y en las especies marinas, pero también puede influir en su cuidado y preservación.

Los océanos brindan innumerables beneficios al ser humano por sus condiciones para producir más de la mitad del oxígeno que respiramos, su valor como regulador del clima terrestre y proveer alimentos para más de miles de millones de personas.

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Muchos seres vivos dependen de los océanos o viven en ellos. De acuerdo con estimados, hay más de 300.000 especies diferentes bajo el agua y aún no existe claridad sobre cuántas de ellas conocemos.

Sin embargo, la actividad humana ha tenido impactos negativos en ellas por los efectos de la contaminación, la sobreexplotación de los recursos del mar y la destrucción del hábitat de numerosas especies, además de los generados por el cambio climático.

En una alerta a la comunidad mundial, el secretario general de la ONU, António Guterres, reconoció que la vida de los océanos está sometida a una fuerte presión y que “alrededor de un tercio de las poblaciones de peces comerciales están sobreexplotadas y muchas otras especies, desde los albatros hasta las tortugas, están amenazadas por el uso insostenible de los recursos oceánicos”.

A juicio del administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Achim Steiner, impedir la destrucción de los océanos supone cambiar de manera radical “la forma en que se gestionan las actividades basadas en el océano y en la tierra, en sectores que van desde la pesca hasta la agricultura y la gestión de residuos”.

Cambiar, conservar, preservar

En opinión del Embajador de Buena Voluntad de ONU Medio Ambiente, el actor estadounidense Adrian Grenier, la clave no es necesariamente hacer cosas grandes, sino pequeñas acciones diariamente, lo cual podría sensibilizar a muchas personas e implicarlas en acciones efectivas.

No obstante, subrayó que se necesitan acciones gubernamentales para aplicar políticas públicas que conduzcan a cambios tangibles. “Como individuos tenemos mucho poder, pero los Gobiernos y los líderes mundiales pueden aprovechar el poder colectivo de las naciones para hacer del mundo un mejor lugar”, subrayó.

De sus palabras se desprenden varios escenarios en los que podemos accionar para hacer la diferencia.

Reducir el consumo de plásticos

De 5 a 12 millones de toneladas de plástico ingresan al océano cada año y amenazan a las especies. Se estima que en los océanos hay más de 150 millones de toneladas de plástico.

Las personas pueden contribuir a reducir su uso a través de consejos muy sencillos, como comprar alimentos en envases de cristal o cartón, ir de compras con bolsas reutilizables, o adquirir envases de agua que sean reutilizables.

No menos importante sería utilizar utensilios de cocina confeccionados de madera, utilizar cerillas y no fosforeras o mecheros, y cambiar la forma de conservar la comida. El desarrollo de la industria del reciclaje de plástico sería otro paso fundamental.

Modificar patrones de consumo

Grenier propone que las personas elijan cómo comer o de dónde provienen sus alimentos. Llama la atención sobre la importancia de no depender del consumo de carne o peces.

A tono con ello, recomienda consumir más vegetales o asegurarse de que la carne o los peces provienen de industrias que exploten los recursos de manera sostenible.

Gestionar científicamente la pesca

La sobrepesca está aumentando y existe preocupación sobre la disminución de los peces. En este campo no existe una situación única, de ahí la importancia de estudiar la reproducción de las poblaciones y medidas necesarias para reducir la intensidad de la pesca allí donde resulte pertinente.

No menos importante resulta invertir en educación y formar a las nuevas generaciones en una actitud responsable hacia los océanos y cuanto nos rodea. A lo anterior se suma evitar la pesca ilegal y el uso de redes de enmalle, entre otras recomendaciones.

Reducir el uso de pesticidas

Debido al abuso de sustancias químicas para el control de insectos dañinos y la protección de especies vegetales que son fuente de alimento, muchas veces estas sustancias terminan en los ríos y luego en los océanos.

Se considera que solamente un 30 por ciento de los tratamientos químicos tiene efecto. En vista de estas situaciones, se recomienda a los agricultores adoptar enfoques de manejo integrado de plagas, con énfasis en la prevención, el saneamiento y la exclusión; aplicar pesticidas con menor índice de toxicidad o utilizar cantidades adecuadas; utilizar el policultivo y situar barreras naturales para mantener alejadas a las plagas.

Tratado de alta mar

A inicios de marzo y tras 20 años de negociaciones, los Estados miembros de la ONU alcanzaron un acuerdo histórico para proteger los océanos.

El conocido como “Tratado de alta mar” colocaría el 30 por ciento de los océanos del mundo en áreas protegidas, destinaría más dinero a la conservación marina, y cubriría el acceso y el uso de los recursos genéticos marinos.

António Guterres valoró que este marco legal es crucial para abordar lo que considera la triple crisis planetaria: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.


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