Luego del golpe de estado del pasado 10 de noviembre varios sectores sociales, campesinos e indígenas han salido a las calles reclamando el regreso de Evo Morales a la presidencia.
El presidente legítimo de Bolivia, Evo Morales, denunció este martes desde México la militarización de la Plaza Murillo, centro político de La Paz, que se encuentra cercada por tanquetas militares.
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Morales destacó ante la comunidad internacional el estilo dictatorial del gobierno golpista de (Carlos) Mesa, (Luis Fernando) Camacho y (Jeanine) Áñez y lo acusó de planear la suspensión de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Luego de la concreción del golpe de Estado, el pasado domingo 10 de noviembre, varios sectores, especialmente campesinos, indígenas, docentes y mujeres, han protagonizado intensas jornadas de movilizaciones exigiendo la renunica del gobierno de facto de la autoprocalamada presidenta Jeanine Añez.
Denunciamos ante la comunidad internacional que al viejo estilo de las dictaduras, la Plaza Murillo se encuentra cercada de tanquetas militares. El gobierno golpista de Mesa, Camacho y Áñez tiene un plan para cerrar la Asamblea Legislativa Plurinacional. #GolpeDeEstadoEnBolivia
— Evo Morales Ayma (@evoespueblo) November 19, 2019
Las distintas protestas a lo largo del país, entre vigilias, marchas y cabildos, han sido reprimidas por las fuerzas del ejército y la policía, ahora reforzada mediante decreto firmado por Áñez que absuelve de responsabilidad penal a los militares que accionan contra las manifestaciones.
"El personal de las Fuerzas Armadas que participe en los operativos para el restablecimiento del orden interno y estabilidad pública estará exento de responsabilidad penal cuando, en cumplimiento de sus funciones constitucionales, actúe en legítima defensa o estado de necesidad", señala el documento.
Ya ronda más de la veintena las personas fallecidas a manos de los uniformados en Bolivia, desde que se instaurara el gobierno de facto.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha contabilizado al menos 23 muertos y 715 personas heridas desde que comenzó la crisis, de los cuales al menos nueve han fallecido por la represión combinada de la policía y fuerzas armadas y 122 han resulado heridos desde el viernes, cuando los uniformados arremetieron contra una marcha de cocaleros en el departamento boliviano de Cochabamba.