De acuerdo con la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), uno de los resultados inesperados de la pandemia ha sido la reducción extraordinaria de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La pandemia del nuevo coronavirus ha provocado que la mayoría de los países afectados tomaran medidas de aislamiento que les permitieran contener la propagación de la Covid-19.
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Tales acciones, han tenido en gran medida impacto sobre el medio ambiente, pues en muchas naciones se han registrado desde avistamientos de animales que han tomado las calles desiertas de las ciudades, hasta la reducción de la contaminación de ríos y canales como el de Venecia.
En este contexto, de acuerdo con la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), uno de los resultados inesperados de perturbaciones socioeconómicas abruptas como la pandemia de la Covid-19, puede ser la reducción extraordinaria de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Señala la AEMA que en algunas partes de China y de Europa, “por ejemplo, durante el período de confinamiento en el norte de Italia, se han observado otras consecuencias como la reducción temporal de la contaminación atmosférica”.
The EEA has developed a new #airpollution viewer tracking weekly average concentrations of #nitrogendioxide (NO2) & #particulatematter (PM10 and PM2.5) in European cities amid COVID-19 lockdown measures: https://t.co/HeNG5LFVlN
— EU EnvironmentAgency (@EUEnvironment) April 6, 2020
you can find it here: https://t.co/HeNG5LFVlN pic.twitter.com/cpvZmBJlmV
Al respecto, refiere la Agencia Espacial Europea (ESA) que a fines de diciembre de 2019, en Hubei, China, se implementaron medidas más estrictas de confinamiento que dieron como resultado que en el mes de enero se cerraran “fábricas y se despejaron las calles, ya que las autoridades chinas habían cesado sus actividades diarias para detener la propagación de la enfermedad”.
Debido a estas medidas, se observó una reducción de las concentraciones de dióxido de nitrógeno en la nación asiática desde diciembre a marzo, fundamentalmente de “aquellas liberadas por plantas de energía, instalaciones industriales y vehículos” en todas las principales ciudades chinas.
Por su parte, Claus Zehner, gerente de la misión del satélite Copernicus Sentinel-de la ESA, asegura que ciertamente se puede atribuir una parte de la reducción de la concentración de dióxido de nitrógeno al impacto del coronavirus.
“Actualmente vemos una reducción de alrededor del 40 por ciento sobre las ciudades chinas, sin embargo, estas son solo estimaciones aproximadas, ya que el clima también tiene un impacto en las emisiones”, explica Zehner.
De acuerdo con la AEMA, se preveía que esta crisis tuviera un fuerte impacto en los esquemas de producción y consumo, “como por ejemplo la reducción de la demanda en materia de transporte, en concreto el tráfico aéreo internacional y los desplazamientos diarios de vehículos privados”.
No obstante, explican que para comprender mejor el alcance, la duración y algunos de los efectos esperados e inesperados, se deberán “analizar los datos de distintos ámbitos después de la crisis”.
Para el CAMS existen grandes variaciones en las concentraciones superficiales de contaminantes, que se deben “al clima y a los cambios esperados en las emisiones en condiciones de ‘negocios como siempre’, por ejemplo, horas pico para el tráfico o fines de semana y los días laborables para las industrias”.
Es así que, refieren, las medidas tomadas durante la Covid-19 no hacen más que sumarse a estos cambios en las emisiones.
De igual forma, explican los especialistas del CAMS, que incluso en condiciones de cierre, es poco probable que algunas fuentes de emisión, como la producción de energía y el uso residencial de la energía, disminuyan notablemente cuando las personas tienen que quedarse en casa y trabajar desde allí.
Argumentan además que si bien el tráfico disminuirá fuertemente bajo el cierre, en fases anteriores y posteriores a los confinamientos, muchas personas emplearon y emplearán más transportes privados, en lugar del transporte público, con el objetivo de reducir su contacto con los demás.
Asimismo refieren que las medidas continuas para frenar la Covid-19 incidirán directamente en las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2), pues este tiene una vida útil en la atmósfera del orden de un día, por lo que al reducir el tráfico, las emisiones de NO2 se disminuirán aproximadamente en un 40 por ciento.
�� Did you know that you breathe in about 14 kg of air each day? Pollutants in that air can have serious effects on your health, from acute events and long-term exposure.
— Copernicus ECMWF (@CopernicusECMWF) June 1, 2020
The #CopernicusAtmosphere Monitoring Service supports those mitigating these risks➡️https://t.co/xuLppWt3KN pic.twitter.com/ZtPhPjJ1r6
Concluye así el CAMS que ciertamente la situación actual de la Covid-19 con varios niveles de bloqueo, posibilitará que se reduzcan las emisiones de varios sectores, lo cual “tendrá un impacto en la calidad del aire que respiramos. Sin embargo, solo algunos sectores se ven afectados y, por lo tanto, las emisiones totales de ninguna manera se reducen a cero”.
De igual manera opinan los especialistas de la AEMA, quienes consideran que sin una transformación profunda de nuestros sistemas de producción y consumo, es probable que la reducción de emisiones resultante de crisis económicas como ésta sea efímera e implique costes elevadísimos para la sociedad.
Además, sostienen que a pesar de producir reducciones temporales significativas de las emisiones, la Covid-19 es y seguirá siendo un grave problema de salud pública, por lo que no puede “percibirse de ningún modo como un acontecimiento con resultados positivos”.
We need to stop thinking that this pandemic is helping climate change. The reduction in air pollution is only temporary and will have no real effect if we don't take real action after this lockdown. #climatechange #Covid_19
— Terra Movement (@TerraMove) June 3, 2020
En tal sentido señalan que incluso aquellos cambios positivos que “han hecho oír su voz apelando a cambios importantes en nuestros sistemas de producción y consumo, no deberían ver el confinamiento generalizado de nuestra sociedad como una solución aceptable a los desafíos urgentes y sistémicos en relación con la sostenibilidad”.