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Pese al rechazo en su contra por parte de los brasileños, las “turbulencias, críticas y presiones”, Michel Temer asegura que ha tenido éxito..

Pese al rechazo en su contra por parte de los brasileños, las “turbulencias, críticas y presiones”, Michel Temer asegura que ha tenido éxito.. | Foto: EFE

Publicado 12 junio 2016



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"Es una guerra, ha sido una guerra", reconoció Michel Temer sobre sus los primeros 30 días de su gestión provisional.

Como “una guerra” calificó el presidente provisional de Brasil, Michel Temer, el mes que cumple este domingo en el Gobierno en sustitución de Dilma Rousseff.

El clima de repudio contra su gestión ha protagonizado este periodo en el que sus medidas han sido calificadas como un retroceso de los logros sociales alcanzados por la mandataria apartada de su cargo por el juicio político que enfrenta.

Entre las medidas que provocaron protestas y la ocupación de edificios públicos en todo Brasil están la exclusión de mujeres y negros de su Gabinete; la eliminación del Ministerio de Cultura, que luego reconsideró por presión de los artistas; así como la reducción de la inversión para la salud y educación.

Pese a esto, el mandatario interino considera que “ha sido un mes de éxito” que transcurrió con “turbulencias, críticas y presiones”.

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En declaraciones ofrecidas al diario brasileño Folha de Sao Pablo, Temer aseguró que su Gobierno está “retomando la confianza en el país. No es poca cosa para un comienzo”.

Para el economista Guiherme Delgado, el exvicepresidente carece de un programa económico para el país, sin embargo, mantiene un discurso ideológico que usa para intentar derrumbar el gobierno de Rousseff y que no surte efecto para administrar al país.

"Nuestras victorias en el Congreso muestran que no hay espacio para que Dilma regrese", dice Temer, confiado de que esta instancia le dé el apoyo necesario, 300 votos, para lograr que la mandataria no regrese a su cargo.

Otro hecho que ha marcado este mes de gestión de Temer ha sido la investigación por corrupción que le mantiene bajo presión y a los miembros de su partido, el Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

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En contexto

Desde que salió a la luz pública el caso de corrupción en Petrobras, la oposición brasileña pretende vincular a la presidenta Dilma Rousseff y a los miembros del Partido de los Trabajadores (PT) para impedir que se mantengan al frente del Gobierno.

La acusación central de la oposición contra la mandataria para justificar un juicio político es la supuesta violación de normas fiscales al maquillar el déficit presupuestario de 2015. Sin embargo, no se han presentado pruebas en su contra.

Pese a la falta de una base legal, tanto la Cámara de Diputados como el Senado de Brasil aprobaron el proceso de juicio político contra la presidenta.

En las próximas semanas el Senado deberá decidir si Rousseff será destituida definitivamente, lo que llevaría a que Temer culmine el periodo presidencial, que vence el 1 de enero de 2019. En caso contrario, la mandataria continuará su gestión, que quedó interrumpida por lo que ha calificado como un golpe.


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