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Publicado 19 abril 2016



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La presidenta aseguró que es víctima de un proceso basado en injusticia y fraude que busca interrumpir el crecimiento económico de Brasil. 

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ratificó que el proceso de impeachment no traerá estabilidad al país porque rompe la democracia y además acabaría con el avance que vive esa nación.

“Tenemos un proceso de crecimiento económico en el que debemos avanzar para acabar con la desigualdad. Necesitamos resolverla a través de la estabilidad política en Brasil”, apuntó la mandataria en una rueda de prensa con periodistas extranjeros.

Rousseff comentó que su gestión debe seguir avanzando a través de la redistribución de los ingresos.

La nación suramericana sigue siendo la séptima economía del mundo y aunque actualmente el país está pasando por momentos difíciles “Brasil tiene una inmensa capacidad de recuperación y yo voy a luchar por eso, ese es uno de los motivos que tengo para resistir”, recalcó.

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Dilma aseguró que en su nación hay una vena golpista que estaba dormida y que la derecha se encargó de activarla usando el instrumento del juicio político, que aunque está inmerso en la Constitución, en este caso es aplicado como un golpe porque no existen bases jurídicas para que se aplique. 

"Los procesos de juicio político se han vuelto un instrumento contra los mandatarios electos democráticamente". 

Rousseff mencionó que es objeto de una injusticia, de un proceso de medias verdades, al referirse al hecho de que el impeachment es legal pero si existe un crimen con responsabilidad para procesar a un presidente de la República y recalcó que contra ella no existe ni una sola prueba de que esté envuelta en corrupción.

"Soy víctima de un proceso basado en injusticia y fraude", dijo. 

Resaltó que este proceso es un golpe de Estado por dos razones. Una  porque "no hay bases legales e incluso si fueran verdad no son bases para un juicio político", y la otra es por la forma en la que se está dando. "No tiene que ser armado para ser un golpe, este se da dentro de las circunstancias en las que se forman las instituciones".

Alertó que su mandato es blanco desde hace meses de desestabilización por parte de sectores de la derecha nacional e internacional. 

Venganza explícita

La jefa de Estado comentó que en el proceso de juicio político está explícita la venganza por parte del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, junto con un "grupito" de la derecha brasileña.

"Él se está vengando porque fue negada la solicitud de los tres votos que Cunha quería del partido para que fuese inviable el pedido de alejarse de la comisión de ética de la Cámara al momento que se inició su proceso por corrupción, nos negamos, y ahí comenzó todo contra mí", explicó la presidenta de Brasil.

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La conspiración contra ella se da porque esa es la única forma en la que la derecha pueda llegar al poder, "este es un grupo que no puede tener acceso por la vía democrática".

Por otro lado, describió que las operaciones financieras que se han hecho en su Gobierno están sujetas a la ley, al tiempo en que desestimó que ninguno de los diputados que aprobó el juicio habló claramente de los motivos. 


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