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Publicado 2 septiembre 2016



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El impeachment en Brasil se definió por una decisión política y constituye un golpe parlamentario, destacó la presidenta Dilma Rousseff.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, expresó este viernes que su destitución producto del impeachment no fue una reacción del Tribunal, sino que fue un "proceso meramente político".

En una conferencia de prensa, Rousseff  afirmó: "Nosotros estamos bajo un golpe parlamentario en Brasil, a los que dieron el golpe no les gusta esa palabra, no quieren que quede claro este proceso".

"Ejercieron una especie de chantaje, y si no aceptaba este proceso amenazaron con seguir con las acusaciones, lamentablemente en ese proceso también estaba el vicepresidente Michel Temer”, señaló y se confesó víctima del proceso de destitución.

La presidenta cuestionó la situación de Brasil: "Si uno sufre un juicio político sin crimen de responsabilidad y además me inhabilitas políticamente por ocho años, cabe preguntarse ¿qué sucede en nuestro país?"

Declaró que fue condenada a la "pena de muerte política", la cual es la mayor condena que puede recibir cualquier brasileño en una democracia.

"La democracia fue juzgada junto conmigo, pero confío en que la población brasileña tendrá mucha conciencia en los próximos años", aseguró una esperanzada Rousseff, quien fue destituida por un juicio político el pasado miércoles.

La mandataria explicó que la crisis económica en Brasil comenzó a finales de 2014 en los países emergentes y "afectó el primer trimestre del 2015. Hubo una caída en la tasa de crecimiento en los países en desarrollo".

El componente político fue uno de lo elementos de la crisis económica en Brasil, dijo Rousseff. Agregó que "la Cámara Legislativa insistió sistemáticamente en evitar el crecimiento económico a través de las Pautas Bombas. Tuvimos 130 millones atascados por la pautas bombas del Congreso".

Asimismo la mandataria atribuyó la detonación de la crisis a las intenciones de sus detractores de crear un "ambiente propicio al juicio político, hubo un deterioro de la situación económica que sirvió de caldo al juicio".

Rousseff indicó que hacer política para ella no es un plan de hoy, ni de mañana " yo siempre he hecho política, siempre fui militante". La política para mi es "la obligación de pensar en los demás" y añadió que aún no tiene un proyecto elaborado de sus próximos pasos, pero que siempre esta dispuesta a contribuir con el país.

Por otra parte, la presidenta brasileña indicó que las reglas para destituir a una presidenta son diferentes a la destitución de un parlamentario. Recordó que ella es juzgada sin siquiera tener delitos de corrupción y pregunta: "¿Qué pasa con Eduardo Cunha? Él tiene cuenta en el extranjero, a mí me juzgan, pero yo ni tengo delitos de corrupción y tampoco tengo cuentas en el extranjero, sin embargo a él no lo están juzgando. Las reglas para el son diferentes a él".

"Yo seré oposición a este gobierno, independientemente de donde esté", advirtió la mandataria e indicó que hará todo lo que esté a su alcance para que la historia no se repita. "Lo realmente malo de este gobierno es que se puedan perder los derechos individuales y colectivos del pueblo". 

Repunte económico

Rousseff habló sobre la criminalización de la política fiscal de Brasil e hizo referencia a una nota del exministro interino inglés, David Cameron cuando Reino Unido salió de la UE. El documento exponía tres fundamentos sólidos:

1) Brasil tiene alrededor 378 millones de dólares en reservas. Esos se debieron al Gobierno de Dilma Rousseff.

2) La deuda de Brasil está en reales no en dólares, significa que es una deuda controlada por Brasil.

3) Brasil tiene una situación sólida porque tiene capacidad de pago interno y de pago externo. Además si lo vemos anualmente, entraron en Brasil 79 millones de dólares como inversiones.

El problema en Brasil en el año 2015 podía corregirse si no hubieran profundizado la crisis para generar el ambiente para el juicio político, así funciona la criminalización de la política fiscal.

"En el caso del Plan Zafra no hay deudas pendientes, Brasil no tiene deudas con ellos. Lo pagamos en Febrero de 2015", aseguró la presidenta Rousseff.

"Creo que el pueblo brasileño tiene un nivel de  conciencia antidictatorial, nadie pasa por una dictadura sin formar anticuerpos antidictadura. Crearan mecanismos contra las libertades, pero esos mecanismo serán combatidos por los brasileños", aseguró Dilma Rousseff.


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