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Publicado 12 abril 2016



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La presidenta de Brasil aseguró que el juicio político en su contra es la mayor farsa jurídica y política de la historia de esa nación. 

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, denunció este martes que la nación vive momentos muy decisivos para la democracia porque son tiempos de traición y golpes de Estado. 

En los próximos días se conocerá quiénes respetan o no la Constitución y a un Gobierno que fue electo democráticamente por 54 millones de ciudadanos.

Durante un encuentro con profesores y estudiantes, Rousseff puntualizó que tratan de montar un fraude para interrumpir el mandato que le dieron los brasileños.

La mandataria aseguró que se siente con más fuerzas al saber que hay una gran cantidad de personas que comparten su posición de defender la libertad del país.

“Este golpe de Estado es en mi contra y también contra las universidades, la educación pública, y programas sociales", agregó. 

La presidenta enfatizó que durante 13 años en Brasil se le ha dado prioridad a este sector con la creación de 18 universidades, 173 campos universitarios, contratación de 49 mil profesores y el acceso a la educación superior de 4 millones de personas. 

“Para nosotros la educación es una forma de transformar la vida y promover la igualdad de oportunidades, aumentar salarios, ingresos y ampliar la economía”, señaló Rousseff.

Asimismo, denunció este martes que la derecha de su país busca a través de un juicio político no solo derrocar a su Gobierno, sino al todo el sistema educativo en todos los niveles, "desde la guardería hasta el postgrado". 

"Si había alguna duda sobre el golpe ya no puede haber más. Se les caen las máscaras a los conspiradores y la democracia no merece esa farsa", aseguró.

Finalizó su intervención invitando al pueblo de Brasil a seguir atentos, "manténganse unidos y no caigan en provocaciones, nosotros no tenemos odio, nosotros queremos fomentar la paz".

Rousseff asistió al encuentro con estudiantes y educadores en Brasilia, capital de la nación, acompañada por su gabinete ministerial y parlamentario, además de representantes de la Federación de Trabajadores de Educación, el Foro Nacional de Educación y otros conglomerados a favor de la democracia. 

"El juicio político sin base legal es un golpe de Estado", señaló Dilma durante el evento. 

Rousseff agregó que "la educación es una amenaza para algunos sectores (la derecha)". 

Este acto obedece al respaldo que recibe la mandataria por el proceso de pedido de juicio político en su contra, que según analistas forma parte de una estrategia de golpe de Estado. 

"Ese informe es frágil, no tiene fundamento. No existen pruebas de eso que ellos llaman irregularidades. Pretenden derrumbar a una presidenta electa sin ninguna prueba", aseveró.

La plenaria de la Cámara de Diputados de Brasil votará este martes la aprobación del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff, proceso promovido por la derecha para separarla del Ejecutivo y aprobado por la comisión especial. 

Tras la decisión tomada por la Cámara Baja el pasado lunes, miles de personas tomaron las calles de Brasil en apoyo al Ejecutivo y en defensa del orden democrático.

>> Brasileños apoyan a Dilma Rousseff y repudian juicio político

El dato: La aprobación del pedido de juicio político contra la presidenta Rousseff ocurrió el mismo día que se filtró un audio del vicepresidente Michel Temer, integrante del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, que rompió relaciones con el Partido de los Trabajadores, PT); en el que daba por hecho el proceso contra la mandataria y su separación del Ejecutivo.

Ante este hecho, el ministro-jefe del Gabinete personal de la Presidencia, Jacques Wagner, calificó a Temer (quien reconoció la veracidad del audio) como uno de los patrocinadores del posible golpe de Estado contra la presidenta del gigante suramericano.

En contexto
El pueblo brasileño se ha activado en diversas movilizaciones en "defensa de la democracia", no solo en apoyo a la actual mandataria, sino al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien también se enfrenta a la posibilidad de un juicio político por supuestos casos de corrupción.
El Congreso y la derecha de Brasil pusieron en marcha un plan para difamar al Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y desprestigiar los logros alcanzados en beneficio del pueblo, mediante intentos de enjuiciar a la jefa de Estado por el caso de corrupción en la estatal Petrobras. 

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