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A pocos días de las elecciones en Turquía, el Ejecutivo de Recep Tayyp Erdogan lleva al extremo las políticas de seguridad, continúa la represión y la cooperación con Occidente, situación que expertos citados por la prensa de ese país puede provocar daños colaterales en Oriente Medio.
El Gobierno turco cerró este jueves dos canales de televisión de oposición e impidió la circulación de dos diarios. Además estableció que hasta un niño de 12 años puede ir a la cárcel por romper o quitar un afiche de propaganda del partido oficial.
Mientras que la aviación avanza en territorio sirio e iraquí para atacar a miembros del Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK). Recientemente, los bombardeos provocaron la muerte de 11 civiles.
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"Cerramos la edición a las tres de la madrugada y la entregamos a las rotativas a las cinco. Allí se quedan hasta las nueve de la mañana (...) primero dijeron que había problemas técnicos; luego, que no se imprimirían porque había un comunicado. Es un ‘Golpe sangriento a los medios libres', rezaba el titular censurado del Millet. 'Intervención con comité de administración', explicó el jefe de la prensa turca, Erhan Basyurt, redactor jefe del Bugün,
El gobierno turco acusa a la prensa privada de respaldar al clérigo Fethullah Gulen, residente en Estados Unidos y considerado promotor de intentar crear un supuesto estado paralelo y de actividades terroristas.
La salida de los dos periódicos coincide con la inclusión de Gulen en la lista pública de terroristas más buscados, junto al líder del PKK, Cemil Bayik.
"Es un abuso, contradice la Constitución, es una violación de los compromisos turcos con las leyes internacionales pro derechos humanos" sentencian activistas de derechos humanos en Turquía.
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Turquía sufrió recientemente un doble atentado terrorista, mientras existe un desacuerdo de la mayoría de los partidos para formar un gobierno de coalición; solicitud hecha por Erdogan en las pasadas elecciones de junio, con el propósito de que el gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) recuperara la mayoría parlamentaria.
Turquía ha recalcado que no cesará las hostilidades contra el PKK, y funcionarios del Gobierno han reconocido la participación del autodenominado grupo extremista Estado Islámico (EI) en un ataque con dinamita en Suruc, frontera con Siria. La última dejó 33 kurdos muertos.
Según medios turcos, los ataques al PKK no permitirán a la izquierda continuar su lucha por la independencia de 15 millones de kurdos en un país de 78 millones de habitantes.
La consulta electoral propondrá al Ejecutivo como actor clave para el mantenimiento de la paz con el PKK y las regiones en conflicto en Oriente Medio. No obstante, periodistas del Bugün vaticinan que será difícil para Erdogan salir del estancamiento de la política actual, tras las elecciones.
"Debido a la polarización aún más fuerte que de costumbre, donde cada partido levanta su bandera identitaria e incluso étnica, pocos electores deberían cambiar la forma en que votaron en junio", estima, por su parte, Ali Zojman, de la encuestadora Sipas.
El Partido Democrático del Pueblo (HDP, aliado de los kurdos), que ayudó el pasado mes de junio al fracaso del AKP, manifestó recientemente: "Si los turcos no dan una lección el 1° de noviembre a ese partido, ¿cuándo lo harán?". Erdogan acusa a la formación de estar vinculada a "los terroristas del PKK".
Los últimos sondeos prevén resultados similares obtenido a los del pasado de junio: AKP 40,6 por ciento, conservadores 16 por ciento, su rival histórico, el Partido Republicano del Pueblo (CHP) 27 por ciento; y el HDP 13 por ciento.
