Una investigación realizada en el Instituto Nacional del Ojo (NEI, por su sigla en inglés), que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses, indicó que los microbios que viven en el ojo son esenciales para las respuestas inmunes que lo protegen de una infección.
"Esta es la primera evidencia de que una bacteria vive en la superficie ocular a largo plazo", explicó Rachel Caspi, investigadora principal en el Laboratorio de Inmunología de NEI. "Este trabajo aborda una larga cuestión acerca de si hay un microbioma ocular residente", agrega la investigación.
El investigador del laboratorio de Caspi, Anthony St. Leger, fue capaz de cultivar bacterias de la conjuntiva en un ratón, la membrana que recubre los párpados y encontró varias especies de Staphylococci, que comúnmente se encuentran en la piel, y Corynebacterium mastitidis (C. Mast). Pero no estaba claro si esos microbios acababan de llegar al ojo y estaban en camino de ser destruidos, o si vivían durante largos períodos.
Los especialistas encontraron que C. Mast, cuando se cultiva con células inmunes de la conjuntiva induce la producción de interleuquina (IL) -17, una proteína de señalización crítica para la defensa del huésped. Tras una investigación adicional hallaron que la IL-17 fue producida por las células T delta gamma, un tipo de célula inmunológica que se encuentra en los tejidos de la mucosa.
Actualmente, los investigadores estudian las características únicas que pueden hacer de C. Mast resistente a la respuesta inmune que provoca y permite que persista en el ojo.
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