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A pesar de los cambios realizados en los puntos de discordia, la reforma es rechazada por los franceses.

A pesar de los cambios realizados en los puntos de discordia, la reforma es rechazada por los franceses. | Foto: EFE

Publicado 4 mayo 2016



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Los manifestantes franceses ven la reforma como una medida que perjudica a la clase obrera y que amenaza los derechos de los trabajadores.

Desde hace casi dos meses los franceses han salido a las calles a manifestarse en contra de la reforma laboral que propone el Gobierno de François Hollande.

La reforma se denomina oficialmente como el proyecto de ley de “nuevas libertades y nuevas protecciones para las empresas y activos”. El Gobierno francés busca medios para luchar contra el desempleo que registró en febrero de 2016 una cifra récord de 3,59 millones de personas, es decir, más del 10 por ciento de la población activa.

Aún así, desde la presentación del primer borrador, el descontento ha provocado movilizaciones masivas y ha forzado al Gobierno a reformularlo en sus puntos más conflictivos.

¿Qué medidas plantea la reforma?

1- 35 horas: la supresión de facto del límite de 35 horas de trabajo semanales así como los despidos por razones económicas.

2- Despidos: Podrán producirse por razones económicas como descenso de pedidos, deterioro de cifra de negocios, cambios tecnológicos o reorganización.

3- Indemnización: la reducción de las indemnizaciones para despedir a trabajadores con más de 20 años de antigüedad y la supresión de los días de baja por fallecimiento de un ser cercano (padres, hijos y pareja), entre otras.

4- Horas extra: Es posible el pago por debajo del acuerdo salarial si la empresa y comité sindical lo aceptan. Podrán pactarse bajadas salariales. Los sindicatos minoritarios convocarán referendos en las empresas contra acuerdos de los mayoritarios.

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¿Por qué perjudica al pueblo?

Los manifestantes franceses ven la reforma como una medida que perjudica a la clase obrera. Aseguran que amenaza los derechos de los trabajadores y profundiza la inseguridad laboral de los jóvenes.

En líneas generales, la propuesta del Gobierno francés intenta facilitar el despido, que podría producirse si la cifra de negocios empeora o si la empresa se enfrenta a reorganizaciones. 

La opinión general entre los analistas, los sindicatos y los ciudadanos es que este proyecto provocará más precariedad para los trabajadores. Los críticos de la reforma acusan de nuevo al Ejecutivo de hacer continuos regalos a los empresarios.

El dato: El 70 por ciento los franceses se opone al polémico proyecto, mientras que el 65 por ciento desean que el plan sea modificado en profundidad.

 


Gobierno cede a la presión de las manifestaciones

El Gobierno francés dirigido por Hollande ha abandonado algunas de sus medidas más duras. Una de ellas la del establecimiento de un tope legal a las indemnizaciones por despido improcedente.

En este aspecto existirá un baremo indicativo que el juez podrá o no aplicar según su criterio. Se han eliminado algunos de los supuestos que debían permitir modular el horario laboral y anular así a la semana de 35 horas, como en el caso de los aprendices. Aún así permite acuerdos dentro de cada empresa para flexibilizar la jornada laboral.

Otro punto que provoca indignación es el de despidos por motivos económicos. El Gobierno francés ha realizado una mínima modificación con relación a esto, la de precisar que no se aplicará a “dificultades económicas creadas artificialmente”, algo que quedará a criterio del juez.

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Creación del movimiento Nuit Debout

Cientos de manifestantes por la reforma laboral crearon el movimiento denominado Nuit Debout. Es un movimiento horizontal y sin líderes. Todo se decide en asamblea en la emblemática plaza de la República (París). Allí se plantaron tiendas de campaña desde el 31 de marzo y la gente trata de resistir y trabajar en comisiones pese a los desalojos policiales.

Este movimiento, que se organiza también por las redes sociales, tiene similitud con el de los indignados porque rechaza alinearse con algún partido político.

El presidente Francois Hollande afirmó que los escuchará y tratará de darles respuesta, sin embargo, defiende la reforma.



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