Este martes se confirmó que la muerte de 16 policías, el pasado 4 de agosto tras caerse un helicóptero Black Hawk al noroeste de Colombia, se debió a los golpes recibidos por el choque de la aeronave y se desmintió que hayan sido baleados desde el exterior, informó el Instituto de Medicina Legal de ese país.
El director de Medicina Legal, Carlos Valdés, indicó que las investigaciones demostraron que la muerte de los 16 policías se debió a un “politraumatismo severo”, que fue ocasionado por un “mecanismo contundente por caída contra superficie dura”.
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Además, Valdés aclaró que en los cuerpos de los occisos no se encontró ningún proyectil. Precisó que las balas encontradas en los mismos corresponden a la municiones que venían en el helicóptero y éstas no poseían estrías ni rayado, que es lo que se produce durante los disparos.
En las pruebas de medicina legal se aclaró que los proyectiles que estaban dentro de la aeronave fueron activados por el fuego generado por la caída del helicóptero, que además causó la incineración de los cuerpos.