Agentes de la policía de Los Ángeles propinaron tres disparos al joven afrodescendiente Ezell Ford, asesinado la noche del 11 de agosto, hecho que después del asesinato de Michael Brown también a manos de un policía acentuó las protestas antirraciales en Estados Unidos.
Según un informe forense del que la AFP reveló detalles, Ford, de 25 años de edad, recibió disparos en la espalda, brazo y abdomen. Además, se descubrió una marca de cañón en la espalda, lo que sugirió que el disparo ocurrió a una corta distancia.
De forma dudosa -igual que en el caso Brown-, los policías aseguraron que Ford caminaban de forma sospechosa y parecía esconder algo entre sus manos. Sin embargo, esa versión no ha podido ser corroborada, por lo que indignados piden que se aplique justicia a los homicidas.
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Por otra parte, los familiares niegan que Ford haya propiciado un hecho violento con los funcionarios y aseguran que no hay testigos que lo aseguren porque la policía les está intimidando.