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Allen ha sido ganador de cuatro Óscar y tiene en su haber 45 largometrajes.

Allen ha sido ganador de cuatro Óscar y tiene en su haber 45 largometrajes. | Foto: EFE

Publicado 1 diciembre 2015



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El genio de la gran pantalla celebrará su cumpleaños en medio de la preparación de dos obras en la pantalla grande y chica.

El cineasta Woody Allen cumple este martes 80 años y a esta edad dejar de hacer cine no es una opción, por el contrario soplará las velas enfrascado en la preparación de su nueva película y de una serie de televisión.

"Todo lo que creas en tu vida se va a evaporar (...). Así que mi conclusión es que la única forma posible de afrontarlo es con distracciones", manifestó Allen este año en una rueda de prensa en el Festival de Cine de Cannes, donde agregó que para él "hacer películas es una maravillosa distracción".

A sus 80 años, Allen no ha parado de hacer lo que le gusta: unas películas que oscilan entre la genialidad y la normalidad, pero que nunca dejan al espectador indiferente. 

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Ya su estilo de gafas y mirada distraída se han convertido en un íncono del mundo del cine como el bombín de Charlot o la falda de Marilyn Monroe.

Allen es el genio neoyorquino de las pequeñas obsesiones, los diálogos brillantes y los gags surrealistas, tiene poco que demostrar a estas alturas tras una larga y alabada carrera cinematográfica coronada con obras maestras del drama y la comedia como "Manhattan" (1979) y "Hannah and Her Sisters" (1986).

Este talentoso cineasta también es admirado por su torrencial creatividad y por la constancia de su trayectoria, que le convierten casi en un "enfermo" del cine, capaz de mantenerse casi medio siglo en activo (su primera película "What's Up, Tiger Lily?" es de 1966) y de entregar al menos un filme cada año desde 1982.

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Allen parte de la idea pasa por su vieja máquina de escribir –nunca ha usado el computador– y luego completa la faena con el rodaje. Alimenta sus narraciones con los escenarios que escoge, las manías que expone, las preguntas mundanas que dispara, las búsquedas carnales y espirituales que relata y los diálogos ágiles y francos con los que comunica, según reseña la revista colombiana Semana.

"Cuando te haces mayor, la palabra 'legado' siempre surge", dijo Allen en el libro de Lax. "Pero yo personalmente no tengo ningún interés en ello, porque creo firmemente que ponerle tu nombre a una calle cuando ya estás muerto no ayuda a tu metabolismo", puntualizó el director de cine.


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