La familia Mondragón Fontes, finalmente tuvo acceso a la constancia de la necropsia que había solicitado insistentemente desde hace nueve meses, en la cual se dice que Julio César Mondragón, murió por un edema cerebral por fracturas múltiples del cráneo.
Según el peritaje a Mondragón (a quien le fue arrancado el rostro) la lesión le fue provocada post mortem “por la fauna nociva que se encontraba en el lugar”.
La familia Mondragón Fontés y la esposa del joven asesinado, Marisa Mendoza descartaron de inmediato el informe del forense, dieron a conocer en un comunicado que el expediente del caso, radicado en el estado de Guerrero, demuestra “una falta absoluta de respeto y de profesionalismo, además de que evidencia el desinterés por resolver el caso”.
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En un comunicado realizado por amigos y familiares de Mondragón, manifiestan que a nueve meses de los hechos de Iguala “nos seguimos preguntando ¿quienes torturaron y ejecutaron a Julio? ¿Porqué lo trataron con tanta saña? ¿Porqué no han hecho nada serio las distintas procuradurías para investigar el hecho?”.
El médico Roberto Loewe, especialista reconocido en casos de tortura y fundador del Colectivo contra la Tortura y la Impunidad, precisa que el análisis de las fotografías del cuerpo inerte, pero intacto con el rostro desollado, exhibe las lesiones de cortes limpios a partir de los cuales se procedió al retiro de todo el tejido facial hasta el hueso.
De una primera observación, nada indica huellas de mordidas caninas o de otro animal. “Excluyo totalmente esa posibilidad”, dijo Loewe.
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