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Un 42 por ciento de la población penal no cumple condena en los centros penitenciarios pero deben aguardar en los recintos por su juicio.

Un 42 por ciento de la población penal no cumple condena en los centros penitenciarios pero deben aguardar en los recintos por su juicio. | Foto: EFE

Publicado 10 enero 2017



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Las organizaciones delictivas El Primer Comando de la Capital y el Comando Rojo son los responsables de los motines en los presidios. 

Unos 18 grupos criminales controlan las cárceles de Brasil empeorando la situación del sistema penitenciario, según expertos, y agrega que las bandas delictivas son la herencia de la desigualdad que pesa sobre el país suramericano. 

La lucha por el control de Brasil entre los grupos Primer Comando de la Capital (PCC) de la capital Sao Paulo y el Comando Rojo (CV) de la ciudad de Rio de Janeiro, aliado al Frente del Norte (FDN) genera enfrentamientos entre los reos.

La guerra entre los carteles está detrás de las masacres ocurridas en los estados brasileños de Manaos y Roraima y el conflicto no terminará pronto, aseguró la investigadora brasileña en asuntos de violencia, Camila Dias. 

Superpoblación y tráfico de drogas

Por su parte, analistas señalaron que la superpoblación en los centros penitenciarios de Brasil se debe a la existencia de una política de encarcelación masiva que envía a prisión no solo a los condenados sino a un número muy alto de personas que esperan juicio, los cuales representan el 42 por ciento de la población penal, frente al 20 por ciento de la media mundial. 

El PCC, surgido del crimen callejero de Sao Paulo, busca ampliar sus negocios en Paraguay, Bolivia, Colombia y Perú para dominar el ciclo del tráfico internacional de drogas, según el secretario de cooperación internacional de la Fiscalía General de Brasil, Vladimir Aras. 

El PCC busca el monopolio del crimen organizado brasileño y tiene como objetivo dominar la cadena productiva del narcotráfico, explicó Aras.

La crisis carcelaria puso en evidencia también al gobierno interino del brasileño Michel Temer, quien tras la muerte de los 33 reclusos en la ciudad de Roraima el pasado 6 de enero, anunció la construcción de ocho nuevos penales y calificó el hecho como un "accidente pavoroso", lo cual causó una avalancha de críticas. 


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