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El expresidente, Luiz Inácio Lula da Silva, pedirá ante al Congreso la próxima semana un plazo de seis meses para probar que Brasil volverá a ser el país de la alegría.
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El anuncio lo hizo el exmandatario en la víspera de un acto de respaldo organizado en la ciudad de Sao Paulo en las seis mayores centrales sindicales de Brasil, que se realizó en honor al también fundador del Partido de los Trabajadores (PT) y a la presidenta Dilma Rousseff, en el que además se manifestó el rechazo al "golpe de Estado en curso" que está realizando la derecha brasileña.
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Lula da Silva advirtió que lo primordial es "evitar un golpe contra Dilma, que no aceptaremos", remarcó, porque los problemas económicos pueden ser resueltos después.
En Contexto
El expresidente anunció todo su apoyo a la actual presidente de Brasil: "Se engañan quienes piensan que yo solo voy a ayudarla si fuera ministro", sostuvo el ahora jefe de la Casa civil de la Presidencia de la República, en referencia a los recientes inconvenientes por los que ha transitado para para asumir el cargo relacionados con estrategias judiciales promovidas por la oposición.
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Por otra parte, en referencia al proceso de interpelación que lleva adelante la Cámara de Diputados en contra de la dignataria, reiteró que este carece de sustento legal: "Ellos quieren terminar con el mandato de Dilma sin respetar al pueblo ni los resultados electorales de 2014", advirtió y anunció que jamás se aceptará un golpe de Estado en el país.
Luego de lamentar la agitación actual en el que se encuentra Brasi, Lula manifestó su enojo en contra del comportamiento de algunos medios de comunicación que los condenan a él y a la presidenta sin esperar un juicio.
