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"Bidún" significa en árabe "sin nacionalidad". No tienen acceso a educación pública, sistema de salud, vivienda o empleo.

"Bidún" significa en árabe "sin nacionalidad". No tienen acceso a educación pública, sistema de salud, vivienda o empleo. | Foto: Archivo

Publicado 26 enero 2015



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Desde antes de nacer su país ya lo rechazaba. No existe, es legalmente invisible. Él es Mohammed Alkhaldi, un bidún, un sin patria.  

Miedo. Miedo de hablar, miedo de contar su historia. Miedo. Mohammed Alkhaldi nació hace 31 años en Kuwait, un país monárquico, inmensamente rico, pero profundamente injusto: reniega a voluntad de más de 100 mil personas nacidas en su suelo.

Pero, ¿cómo?, ¿por qué?. En 1959 Kuwait aprobó una ley que define como “nacionales” a las personas que se establecieron en el país antes de 1920 y mantuvieron una residencia hasta la entrada en vigor de la norma. En ese tiempo, cerca de un tercio de la población fue clasificada como “bidún jinsiya” (sin patria). Actualmente se estiman entre 80 mil y 140 mil los renegados.

Sus abuelos, emigraron a Kuwait desde Irak, después de 1920. Por eso, es un “sin patria”.

De allí viene Mohammed, o, mejor dicho, de allí huyó.

“Me sentí obligado a abandonar Kuwait porque no existía en el país donde nací (...) Si yo tengo hijos en un futuro no existirían allá”, nos cuenta este joven profesor de inglés y actor, que a simple vista, pese a sus rasgos característicamente arábicos, pudiera pasar por un venezolano más.

En Kuwait “no tenía derechos humanos, derechos básicos como estudiar, trabajar, salud, ni casarme”.

Debido a su “inexistencia” jurídica, fue expulsado de la escuela a las 13 años. Terminó la secundaria a través de Internet.

De invisible a extranjero en su tierra

Para Mohammed Alkhaldi ser invisible era algo que, si bien nunca aceptó, pasó a ser una parte amarga de su vida.

Su padre, es policía (un cargo muy importante en la sociedad kuwaití), y él, su madre y sus cuatro hermanos son bidunes. Y ser bidún significa no tener papeles, no existir.

Mohamed Alkhaid

Cuando era adolescente, su padre firmó una autorización para que Eritrea, un país del sureste de África, lo acogiera como su ciudadano. Por primera vez Mohammed tenía una identidad, por primera vez alguien lo reconocía, aunque eso le costara ser extranjero en su propio país.

“Cuando uno camina en Kuwait siempre hay alcabalas, pidiendo papeles y como yo no tengo, ellos nos tildan de bidún (sin patria), nos meten a la cárcel, dicen que no puedo hacer nada. Eso no es vida”.

Entonces, gracias al pasaporte eritreo, pudo salir por primera vez del país.

Venezuela: Patria

En un castellano bastante bien hablado, relata que en su país natal no tenía vida ni futuro, por eso dejó a su familia y llegó a Venezuela en 2006, como DJ Kicks (muy famoso en Medio Oriente), después de haber recorrido varios países del mundo.

Pero esta no era su primera visita a Venezuela. En 2001 llegó a las costas de la turística Choroní (centro-norte), por recomendación de una amiga venezolana con raíces libanesas, quien le habló de un país con una naturaleza privilegiada y famoso por su hospitalidad.

“Me quedé en las playas de Choroní como dos meses”, recuerda.

Venezuela lo hizo sentir como nunca antes, aceptado e integrado. Por ello regresó, para no irse nunca más.

“A los 22 decidí venir a Venezuela de nuevo y vivir acá para siempre, romper la cadena de bidún. Jamás acepté que era inútil. Sabía que iba a tener (una) vida digna en un país que te quiere, que te acepta por quién eres. Igualdad”, recuerda.

Tras dos años de estar en el país vence su pasaporte eritreo. Ahora sí estaba en un serio aprieto. No es kuwaití, no es venezolano. Cuando intenta solucionar su situación migratoria, Eritrea le informa que el Gobierno que le expidió el pasaporte fue de transición, y que por lo tanto, ya ese país no lo reconoce más.

Ahí es donde decide acogerse a la figura de refugiado y en 2009 Caracas lo reconoce como tal.  Desde entonces su estatus en el país es legal, pero bajo las condiciones de refugiado.

En 2014, el Gobierno Bolivariano le otorga un documento de identidad. En 2016, según la ley venezolana, debe recibir la nacionalidad por haber permanecido 10 años viviendo en el país latinoamericano consecutivamente.

“Me considero un bidún, y me siento totalmente venezolano”.

Desde que partió de Kuwait, Mohammed no ha podido volver a ver a su familia. Cuando sea venezolano, aún no sabe si lo hará, pues teme la represalia de un Gobierno que nunca lo reconoció y que ahora negocia con el archipiélago de Comoras la “ciudadanía económica” de los bidún.

El petróleo por encima del humano

Alkhaldi le explica al sitio web de teleSUR que detrás de la ley que lo condenó a no existir antes de nacer, está la codicia de la monarquía kuwaití. Detalla que tras el descubrimiento del petróleo en 1938, el Gobierno quiso regular el dinero que genera, porque a cada persona oriunda de ese país le corresponde un sueldo aunque no haga nada.

“El Estado piensa que nosotros (los bidún) buscamos todos esos beneficios”, añade.

Kuwait es la quinta mayor reserva mundial de petróleo, un recurso natural que en la actualidad supone el 87 por ciento de sus exportaciones y el 75 por ciento de los ingresos de su gobierno.

Según los estándares internacionales, sus ciudadanos gozan de la octava mayor renta per cápita a nivel mundial, excepto los bidún.

EL DATO:  Una vez que se formaron las fuerzas armadas y las policías, los bidunes sirvieron en su país. Sin embargo, después de la Primera Guerra del Golfo de 1991, el Gobierno kuwaití los despidió de sus trabajos, les prohibió a sus hijos la educación en escuelas públicas y privadas y revocó sus permisos de conducir. 

Las cadenas de los bidún

Después de la primera Guerra del Golfo de Irak, el Gobierno de Kuwait dio un paso más para despojar a los bidunes de sus derechos.

La gran parte de los bidunes son de origen iraquí e iraní, pero también los hay sirios, que llegaron al país en la década de los ochenta.

Bidunes

La falta de estatus legal afecta toda los aspectos de la vida de los bidunes: su identidad, su vida en familia, residencia, salud, sustento, y falta de voz política. El empleo en el sector formal es inestable y usualmente sólo a través de “favores”, por ello los bidunes están forzados a buscar sustento en la economía informal. Su estado de vulnerabilidad y la falta de protección institucional hace que sean explotados en lo que se puede llamar “una nueva forma de esclavitud”.

En junio de 2006, el parlamento kuwaití creó un comité para tratar el asunto. En sesiones anuales se aprubea la ciudadanía a 2 mil bidunes, pero, en la realidad, estas medidas casi nunca se implementan, los bidunes y ciudadanos que simpatizan con ellos se han unido para formar el Comité Nacional para la Resolución de Apátridas en Kuwait.

Bidunes a cambio de dinero

El 15 de mayo de 2014, el sheikh Mazen Al Jarraj Al Sabah, subsecretario asistente para ciudadanías y pasaportes de Kuwait anunció que su país estaba negociando con un “país árabe” naturalizar a la comunidad sin nacionalidad en Kuwait a cambio de beneficios económicos.

Bidún

Jarrah agregó que la Agencia Central para Residente Ilegales, dirigida por el exmiembro del parlamento Salih al-Fidala está llevando a cabo las negociaciones después de haber estudiado el acuerdo Emniratos Árabes Unidos-Comoras para naturalizar emiratíes sin residencia. A pesar de que Jarrah no ahondó en detalles de la negociación, para los bidúnes quedó claro que la negociación se estaba haciendo con Comoras, ya que en el 2008 había hecho una propuesta similar.

Los sin patria en Kuwait están estimados en al menos 105 mil personas de una población de 4 millones. Su problema es haber nacido con la independencia del país en 1961, cuando no pudieron registrarse o enfrentar la burocracia racista que relacionaba la nacionalidad a residentes urbanos y no nómadas.

En un comunicado después de las declaraciones de Jarrah, el Ministerio de Asuntos Interiores aclaró que el plan no incluía la deportación de bidunes,  sino que serán considerados trabajadores migrantes legales con pasaportes económicos de las Comoras.

Sin embargo, Kuwait está pidiendo que las Comoras acepten bidunes deportados  si cometen crímenes o violaciones a la ley que sean castigados con deportaciones de acuerdo a la ley. Kuwait planea empezar este experimento político comprando mil 900 pasaportes de las Comoras para personas sin nacionalidad considerados no elegibles para la ciudadanía (esos que no tienen récord antes de 1985).

Kuwait no permite que sus tribunales revisen la decisiones administrativas por las que han sido desestimadas las solicitudes de nacionalidad.

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Kuwait Bedoon

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