En la primera jornada de la cumbre anual que reúne a los representantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido; que conforman el G7, apostaron por la aplicación de estímulos fiscales y reformas estructurales en función de la situación de cada país, lejos de alcanzar una postura común favorable para reactivar la economía global.
Los miembros del G7 definen la coyuntura económica como "de incertidumbre creciente" debido a factores como la ralentización de otros países emergentes o la caída de los precios del petróleo.
El ministro nipón de Finanzas, Taro Aso, señaló que "el acuerdo actual es suficiente. No está previsto avanzar más en este sentido", declaración que realizó en una rueda de prensa.
Por su parte el primer ministro japonés, Shinzo Abe, fue más allá y señaló durante la reunión que el panorama económico actual se asemeja al escenario de crisis global que quedó tras la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, en 2008, según muestran los últimos datos del Fondo Montetario Internacional (FMI) sobre precios de productos primarios.
La portavoz de Exteriores del Gobierno nipón, Yasuhisa Kawamura, tras esta realidad explicó que los líderes del G7 piden incrementar las inversiones estatales y aplicar otros estímulos fiscales "de forma flexible y en función de la capacidad y la situación de cada país, con el objetivo de estimular la demanda".
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El G7 destacó la necesidad de hacer reformas estructurales y de promover una mayor apertura de los mercados con vistas a mejorar la competitividad.
Esta medida de "estímulos fiscales y reformas estructurales" suponen los intereses particulares de cada nación, al término de la Cumbre, el grupo no subrayó apuestas claras en materia de economía global sino que declaró utilizar políticas fiscales, monetarias y estructurales de manera "combinada y equilibrada" de cara a sustentar la recuperación.
Luego del tema económico el presidente del Consejo de la UE, Donald Tusk, reclamó a las grandes naciones industrializadas más dinero para ayudar a los refugiados.
Expresó que "Turquía, Líbano y Jordania están prestando un servicio global al aceptar a millones de refugiados y eso debe ser financiado también por la comunidad internacional". "El G7 debe asumir un papel líder en la ayuda a los refugiados. Si no tomamos el liderazgo en el manejo de esta crisis, nadie lo hará". sostuvo Tusk.
Los líderes también expresaron en estos primeros encuentros del G7 su inquietud compartida ante la situación de la región ucraniana de Crimea, incorporada a Rusia, por el auge del extremismo en Oriente Medio y los desarrollos armamentísticos de Corea del Norte.
El jefe de Estado estadounidense, Barack Obama, señaló en este sentido que Corea del Norte "sigue siendo una amenaza a mediano plazo" y una "gran preocupación" para la comunidad internacional.
"No hemos visto los progresos que querríamos ver en cuanto a esfuerzos para detener el programa nuclear norcoreano", afirmó el estadounidense frente a los medios.