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Fútbol infantil y microcefalia en Brasil

| Foto: Paulo Ermantino

Publicado 26 agosto 2016



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La microcefalia producto del virus del Zika no es impedimento para las familias brasileñas.

Era un juego de fútbol infantil entre dos proyectos de inclusión social a través del deporte. Uno se encuentra en el distrito de San Miguel, en la Zona Oriente de la región periférica de Sao Paulo y otro en las afueras de la ciudad de Guarulhos región metropolitana de Sao Paulo.

Foto: Paulo Ermantino
Foto: Paulo Ermantino

Los jugadores menores tenían 8 y 9 años y la multitud que acompañó el juego eran en su mayoría madres, padres y familiares de niños.

  Fotos: Paulo Ermantino  

Incluso con una multitud tan especial, durante el juego una seguidora llamó la atención por su entusiasmo.

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Fotos: Paulo Ermantino    


Era una madre/ animadora que estaba animando a su hijo que estaba jugando en ese momento y más allá de todo su entusiasmo antes mencionado lo que llamó la atención fue un pequeño bebé que tenía en su regazo. 

Un bebé especial con microcefalia.

 
 
Fotos: Paulo Ermantino    

Durante el juego, entre las llamadas de atención al juez y animar al niño, contó su historia y la de su familia.

El bebé que parece ser su hijo, pues es una mujer joven de 38 años, es en realidad su nieto de un año de edad, y la madre del niño es hija de la ahora madre/animadora/abuela.

Ella contó que el niño era un embarazo de gemelos de la misma placenta y el virus Zika finalmente mató a su hermano durante la gestación y los médicos esperaron al máximo para hacer la entrega del niño sobreviviente, que finalmente se produjo cuando el bebé tenía 6 meses de gestación.

 
 
Fotos: Paulo Ermantino    

Esta es una historia pesada, ¿verdad? La madre/animadora/abuela incluso cambió su voz para contar esta historia, pero por un breve período, ya que luego sonrió de inmediato por un movimiento del niño que está en el juego y que dirigido una mirada al juez que "roba para el otro equipo".

El juego termina y el equipo del muchacho pierde, él trata de "tribuna" un poco triste, pero pronto los hermanos lo lebvantan alto y ya está sonriendo.

 
Fotos: Paulo Ermantino    

Con el juego terminado era hora de ir a casa a comer el domingo, en medio de sonrisas y estímulo mutuo, esta familia ha demostrado ser campeona.


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