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Organizaciones defensoras de los derechos civiles de Estados Unidos, exigieron el pasado martes al Gobierno de ese país -ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)- un plan nacional para erradicar el racismo policial a raíz de los constantes casos de asesinatos de jóvenes afroamericanos.
La CIDH sostuvo una audiencia sobre las denuncias de racismo en el sistema de justicia de Estados Unidos, a siete meses del asesinato del joven afroamericano Michael Brown a manos de un policía blanco en la localidad de Ferguson, estado Misuri (centro-este de EE.UU.).
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"Las recientes muertes de afroamericanos han puesto el foco en la forma en la que se aplica la Justicia. Se necesita hacer más. Urgimos a Estados Unidos a adoptar un plan nacional de acción contra el racismo", exigió Barbara Arnwine, presidenta del Comité de Abogados para los Derechos Civiles Bajo la Ley.
Según Arnwine, el informe que el Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó a principios de marzo sobre la Policía de Ferguson puede extenderse a todo el país, pues considera que el comportamiento racista de la Policía y la Justicia no se limita a esta localidad.
"Lo que no dice el informe es que las personas, una vez que son arrestadas, pasan a tener antecedentes penales y son ciudadanos de segunda clase. Tendrán más difícil acceder a programas públicos para una vivienda o conseguir trabajo", apuntó Arnwine.
Perfil racial
Las diversas organizaciones compararon ante la CIDH las prácticas de la Policía de Ferguson con las del cuerpo policial de Nueva York, ciudad donde otro afroamericano, Eric Garner, fue afixiado hasta la muerte en julio de 2014 por un policía blanco.
"El cuerpo de Policía de Nueva York, el más grande e importante de Estados Unidos, tiene un perfil racial a la hora de detener. Hombre de entre 18 y 42 años y negro", denunció la portavoz del Centro por los Derechos Constitucionales, Nahal Zanar.
El Dato: Entre junio de 2012 y enero de 2014, los agentes neoyorquinos pararon en la calle a 4,4 millones de peatones, de los que el 85 por ciento eran latinos o afroamericanos, a pesar de que estas minorías constituyen el 52 por ciento de los ciudadanos de la ciudad de Nueva York, según datos del Centro por los Derechos Constitucionales.
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