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El presidente venezolano Carlos Andrés Pérez (derecha) con el presidente de los Estado Unidos de América, George Bush.

El presidente venezolano Carlos Andrés Pérez (derecha) con el presidente de los Estado Unidos de América, George Bush. | Foto: Archivo

Publicado 27 febrero 2015



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La revuelta popular, conocida como “El Caracazo”, que sacudió a Venezuela en febrero y marzo de 1989, no fue un hecho aislado en América Latina, donde el neoliberalismo también aplastaba a los más vulnerables.

Cuando el trístemente célebre Fukuyama escribía en 1989 que " la democracia liberal puede constituir el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y la forma final del gobierno humano, y, en cuanto tal, constituiría el fin de la Historia”, el pueblo venezolano le demostraba al mundo lo contrario.

Desde las barriadas pobres de Guarenas, en las afueras de Caracas, los desheredados de la tierra, los “pata en el suelo”, quizá sin saberlo dieron inicio a la primera rebelión popular contra el Fondo Monetario Internacional (FMI).

 El Caracazo, 1989 (Foto: Correo del Orinoco / Archivo)

Pero 1989 no fue un año muy diferente a los demás de aquella década convulsa con la América Central levantada en armas, Colombia sacudida por las bombas de Pablo Escobar y Chile saliendo de la dictadura pero conservando el modelo neoliberal.

El triunfo del “No” del plebiscito en Chile puso fin a 17 años de dictadura (Foto: radio.uchile.cl)

Cada día, durante toda la década los EE.UU. mandaron a El Salvador, un millón de dólares para financiar la masacre de unas 70 mil personas y la desaparición de no se sabe cuántas más.

Nicaragua, con sus puertos y economía destruidos por el bloqueo y las bombas de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA, por su sigla en inglés) veía extinguirse la luz de una revolución que había sembrado de esperanza la patria de Sandino.

El expresidente Ronald Reagan cierra su mandato en los EE.UU. con el escándalo Irán-Contras, mostrándole a Bush (padre), su sucesor, el camino a seguir. Solo unos meses antes terminaba la guerra Irán-Irak donde los EE.UU. utilizó a su futuro enemigo Sadam Hussein para derrotar la revolución iraní.

Al mismo tiempo en Guatemala los militares formados en la Escuela de las Américas quemaban aldeas enteras con habitantes incluidos y en la Selva Lacandona del sur mexicano la voces de resistencia iban de choza en choza.

Genocidio en Guatemala (Foto: site.adital.com.br)

Los gobiernos de Miguel De La Madrid y Salinas De Gortari en México iniciaron y culminaron la década aplicando juiciosamente los mandatos del FMI y el Banco Mundial.

Para el final de la década habían caído las dictaduras militares del Cono Sur dando paso a gobiernos civiles que continuaron el modelo económico impuesto por estas.

Asimismo, los años 80 cerraron con la invasión de tropas estadounidenses a Panamá con la excusa de capturar a su antiguo agente, Manuel Antonio Noriega, acusado de narcotráfico, quien sucedió a Torrijos. A principios de la década el Gobierno de EE.UU. había invadido la pequeña isla de Grenada para aplastar un proceso revolucionario que amenazaba la hegemonía norteamericana en la región.

Invasión isla de Grenada, 1983 (Foto: EFE)

Al otro lado del Atlántico, Europa Oriental se desmoronaba con la desintegración de la Unión Soviética y los obreros de Liverpool lo perdían todo por la mano poderosa de la “Dama de Hierro”, apodo de la exprimer ministra británica Margaret Thatcher.

Así pues los años 80 se caracterizaron por la implementación del modelo económico neoliberal, las imposiciones del FMI y el Banco Mundial así como por la injerencia, una veces encubierta y otras abierta, de los EE.UU. en la región.


Por: teleSUR

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