La Plaza de la Independencia, en ucraniano Maidán, está ubicada en el centro de Kiev (capital) y ha sido por excelencia el escenario principal de la política ucraniana, pero en los actuales momentos se ha convertido en zona de guerra; está llena de barricadas construidas con adoquines, maderos y llantas de coches.
El emblemático edificio de los sindicatos, que ha servido como sede de los manifestantes, fue incendiado a principios de esta semana y ahora es sólo una cáscara, después de que sus pisos y paredes se derrumbaran uno tras otro.
En la plaza se encuentran solo manifestantes y sus líderes, que son responsables del suministro de alimentos y dan órdenes sobre la construcción de barricadas.
A pesar de las medidas de seguridad, la gente en la zona es un blanco fácil para los francotiradores ocultos en los edificios que rodean Maidán por todos los lados.
Policías vestidos con uniformes antidisturbios están estacionados a unas manzanas de la plaza patrullando el centro de la capital ucraniana.
Una vez terminado el conflicto, la plaza tendrá que ser reconstruida, pero lo que podría resultar más difícil es hacer lo mismo con el país, hundido en la crisis sociopolítica.