El gobierno de Barack Obama reconoció que su enfoque dirigido al cambio de poder en Siria no ha funcionado y ahora debe producirse un cambio de postura.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, aseguró que su nación no insistirá más en la salida anticipada del presidente de Siria, Bashar al-Assad.
El diplomático informó en una entrevista a medios locales que el Gobierno estadounidense ha modificado la visión de su política aplicada dentro del conflicto sirio y cree que el mecanismo más correcto es un traspaso de poderes ordenado.
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"Lo que necesitamos es una transición ordenada, manejable, para que no haya miedo ante una venganza, miedo por la vida, un vacío, una implosión", aseveró.
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Kerry reconoció que una hipotética renuncia forzada de Al-Assad traería serías consecuencias en Siria y agudizaría la crisis que viven actualmente, “una dimisión inmediata llevaría a un fracaso y al derrumbe de las instituciones civiles del país”, apuntó.
El responsable de la política exterior norteamericana valoró la participación de Rusia en el proceso de resolución del conflicto sirio, aunque alertó los riesgos que corre la comunidad musulmana de este país.
“Si continúa apoyando al Gobierno alauita de Al Assad, eso significa que también podrían convertirse en blanco para los yihadistas", advirtió.
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