La selección de baloncesto de Estados Unidos venció el domingo a su similar de Serbia por marcador de 129-92 para convertirse en campeona del mundo por segunda edición consecutiva.
Serbia saltó a la cancha con la intención de no dejarse intimidar por la constelación estrellas que enfrentaba; y pudo hacerlo durante los primeros cinco minutos con Anthony Davis de vuelta al banquillo por dos faltas personales.
Fue el pívot DeMarcus Cousins quien tomó las riendas del equipo estadounidense en el robo de balón y búsqueda de alternativas ofensivas; y encontró en Kyrie Irving, James Harden y Klay Thompson sus mejores aliados para cerrar el primer cuarto por pizarra de 35-21.
Pese a la insistencia europea por recortar distancia los norteamericanos no redujeron el ritmo de juego y ampliaron su ventaja hasta cerrar el segundo parcial a su favor por marcador de 67-41.
Estados Unidos practicamente con la medalla dorada en su poder hizo gala de su juego y apabulló a los serbios y a dos minutos de culminar el tercer cuarto puso tres dígitos en su casillero particular.
Con la victoria asegurada muchos antes del final los dirigidos por Mike Krzyzewski culminar su exhibición particular para cerrar el resultado final 129-92 y levantar su segundo mundial consecutivo y el quinto de toda su historia.