El primer brazo ortopédico de América fue creado en un laboratorio, de Argentina, cuyo aparato utiliza sensores que responde a los impulsos nerviosos del cuerpo humano, el esqueleto biónico posee una extremidad que tiene un dedo índice, pulgar y medio.
La prótesis está cubierta por una especie de guante que permite usar a las mujeres anillos y brazaletes, además de esmalte de uñas, también se puede escribir y lavar platos.
El brazo a través de las señales eléctricas que detectan los músculos al moverse envía a un micro controlador que la distribuye a un motor que permite cerrar y abrir la mano.