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Ya desde finales del 2013 Santos y el ELN designaron las delegaciones que representarían a cada parte.

Ya desde finales del 2013 Santos y el ELN designaron las delegaciones que representarían a cada parte. | Foto: El Espectador

Publicado 30 marzo 2016



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A finales del año 2013 el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno de Colombia anunciaron el inicio de la fase exploratoria de diálogos por la paz del país.

Los encuentros secretos entre delegados de ambas partes se sucedieron a partir la reunión anunciada en 2013 para continuar explorando las condiciones para el diálogo. Sin embargo varias situaciones presentadas a lo largo de estos dos años dieron a entender que había un estancamiento.

Hace solo unas pocas semanas el presidente Juan Manuel Santos exigió al ELN  "la libertad del cabo Villar y de Ramón Cabrales. Para iniciar cualquier tipo de negociación tienen que liberarlos”, dijo el presidente Juan Manuel Santos a comienzos de febrero en Arauca. La declaración, ofrecida después de un consejo de seguridad, dejaba claro que para dar paso a la fase pública de conversaciones con esa guerrilla sería necesario el regreso a la libertad del soldado y del alto consejero de la Gobernación de Norte de Santander para la Provincia de Ocaña.

La exigencia se repitió varias veces durante las semanas siguientes. No pasó mucho tiempo para que el ELN respondiera al requerimiento del presidente. El 20 de marzo, con el acompañamiento de la Cruz Roja y de la Iglesia Católica, esa guerrilla liberó a Jair de Jesús Villar. El cabo había sido retenido el pasado 3 de febrero en zona rural de Segovia (Antioquia), cuando realizaba labores de inteligencia.

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Ya desde finales del 2013 el presidente Santos y el ELN designaron las delegaciones que representarían a cada parte en las conversaciones para buscar puntos de encuentro hacia la negociación.

Las delegaciones tuvieron dos encuentros previos, uno en Ecuador y otro en Brasil. Allí, como en Ecuador, estuvieron delegados de los países garantes.

Los diálogos exploratorios con el Eln también tienen tres y no dos países acompañantes: Venezuela, Chile y Cuba. Los dos primeros repiten el papel que tienen en los diálogos de La Habana.

Hacia adelante, cuando se dé el salto a la negociación formal, esta mesa podría unirse a la de las Farc, pues resultaría innecesario volver sobre puntos comunes en los que se ha avanzado con esta guerrilla, como víctimas, narcotráfico y justicia transicional.

>> Colombia pide apoyo al papa Francisco para diálogos con ELN

Como dijo este martes el presidente Santos al darle al país la noticia sobre los diálogos con el Eln, el conflicto es solo uno y no puede haber “dos modelos de dejación de armas, dos modelos de refrendación y dos de esclarecimiento de la verdad”.

Cuando el ELN liberó al cabo Villar, Santos declaró que aquello era “un gesto positivo en la dirección correcta”. Y dijo que los comandantes del ELN “saben perfectamente que no tienen alternativa, porque o se suben al bus de la paz o van a terminar en una tumba o en una cárcel”. Así fue como el pasado 23 de marzo el ELN dejó en libertad al funcionario de la Gobernación de Norte de Santander.

En opinión de “Gabino”, “es necesario reconocer que están sobre la mesa dos modelos de paz: el que se plantea desde las mayorías argumentando la urgencia de profundos cambios estructurales y el que plantea el presidente Santos, de silenciar los fusiles y legalizar las guerrillas, con la promesa que a futuro se pueda hablar del tema”.

A juicio del ELN, aunque la agenda esté pactada, esa guerrilla insiste en que el proceso de paz debe, necesariamente, aterrizar en la discusión sobre el modelo económico. En una carta dirigida al doctor en sociología Boavaentura de Sousa Santos y publicada en Insurrección, el primer comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, alias “Gabino”, volvió a tocar el tema. Dijo que “en las calles y campos de Colombia la gente agita la consigna de ‘la paz son cambios’. Esos cambios están referidos a las estructuras económicas y políticas del Estado, pero el Gobierno ha reiterado que el modelo económico no está en cuestión”.

>> El camino de paz entre ELN y Gobierno colombiano 

Otro asunto complejo es el de la justicia transicional. Hasta ahora se esperaba que el ELN aceptara la Jurisdicción Especial para la Paz que pactaron el Gobierno y las Farc en La Habana, lo que acortaría los tiempos de la negociación y garantizaría un trato igualitario para todos los actores que participaron en el conflicto. Sin embargo, varios documentos indican lo contrario. En la carta a de Sousa Santos, “Gabino” dice que la justicia transicional “nos produce grandes interrogantes y preocupaciones. Por ello se requiere de un debate e intercambio político, donde tengan participación los millones de víctimas del conflicto y las grandes mayorías de la sociedad; solo así se logrará una idea común de verdad y justicia”.

La idea parte de la premisa del ELN de que todos los temas de la negociación deben pasar por discusiones ciudadanas que tengan un carácter vinculante para la mesa. Además, tal como lo reveló el portal web ¡PACIFISTA!, a comienzos de marzo, varios combatientes del ELN les han expresado a distintas organizaciones sociales sus inconformidades frente al acuerdo de víctimas y justicia al que llegaron el Gobierno y las Farc. Entre ellas se encuentran los alcances de las amnistías y los indultos para los guerrilleros, y la manera como el Estado y los empresarios deberían asumir su responsabilidad en los crímenes que se han cometido en el desarrollo de la guerra.

Del lado del Gobierno, las posturas son menos conocidas. En su columna del pasado 14 de marzo en El Espectador, el profesor Víctor de Currea-Lugo reveló que “en la última reunión bilateral, de febrero de 2016, (se presentó) un nuevo requisito por parte del Estado que [casi] echó al traste los tres años de negociaciones”. De Currea, autor de varios libros sobre los diálogos con el ELN, dijo que el Gobierno insiste en desconocer las particularidades de esa guerrilla y en pretender que se plegue a lo acordado con las Farc en La Habana.  A pesar de las dificultades y tropiezos anteriormente mencionados, el anuncio de hoy en Caracas dan nuevos aires y esperanzas a la paz de Colombia.


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