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  • El 7 de junio de 2012, Ana Fabricia fue asesinada por un sicario que le propinó un disparo en la cabeza. (Foto: Archivo)

    El 7 de junio de 2012, Ana Fabricia fue asesinada por un sicario que le propinó un disparo en la cabeza. (Foto: Archivo)

Publicado 2 febrero 2014



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El asesinato de Carlos Arturo Ospina Córdoba, dado a conocer este sábado por medios colombianos, es un episodio más de la violencia y persecución, en particular la desatada por los paramilitares de extrema derecha, que han tenido asediada a la familia Córdoba durante años.

Carlos Arturo
era hijo de la líder comunitaria reclamante de tierras Ana Fabricia Córdoba, asesinada en 2011 y desplazada de Urabá (oeste) por la intensificación de las agresiones registrada en los años 90.

Ana Fabricia, quien vivió algunos años en el barrio de La Cruz, comuna 3 (Manrique) denunció desde allí los hechos perpetrados contra gran parte de su familia por los paramilitares en la región urabaense.

Entre las denuncias presentadas por la activista estuvieron la muerte de su esposo Delmiro Ospina y de su hijo Carlos Mario Ospina en una masacre ocurrida el 12 de agosto de 1995 en Chigorodó.

Medios locales e internacionales relatan que Ana Fabricia fue amenazada en varias ocasiones. En 2010 fue asesinado su hijo Jonatan Arley Ospina, de 19 años, en un caso en el que ella señaló como responsables a agentes de la policía.

El 7 de junio de 2012 Ana Fabricia fue asesinada por un sicario, que le propinó un disparo en la cabeza cuando se transportaba en un autobús.

Esta mujer era prima de la exsenadora Piedad Córdoba, dirigente del movimiento político Colombianos y Colombianas por la Paz, quien hasta la fecha sigue reclamando justicia y protestando contra la impunidad reinante en Colombia, sobre todo cuando se trata de crímenes relacionados con la violación de los Derechos Humanos.


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