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“Violencia, robos y prostitución”, son algunos de los problemas que está padeciendo actualmente el lugar, advirtió un miembro de las Compañias Republicanas de Seguridad.
Autoridades francesas advirtieron este viernes el aumento de tensiones en la ciudad de Calais (norte de Francia), debido al aumento desmesurado del número de refugiados que asciende a siete mil personas, de acuerdo a datos aportados por medios locales.
El gobierno maneja la cifra de cuatro mil 500 refugiados, cantidad que realmente supera los siete mil, mientras las condiciones de vida en el lugar están cada vez más deterioradas, advirtió un comandante de las Compañías Republicanas de Seguridad.
Debido a las malas condiciones el lugar es denominado “La Jungla de Calis” y las fuerzas de seguridad no tienen la capacidad suficiente para controlar la situación.
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Tras los atentados terroristas perpetrados recientemente en la ciudad de París y Niza, los efectivos de seguridad se han volcado al resguardo de las grandes ciudades.
Las autoridades de Calais lamentaron el poco compromiso que habido por parte del mandatario François Hollande, quien no visitó esa zona desde el inicio de su mandato.
Por otra parte, el magistrado francés rechazó este viernes la solicitud de suspender el comercio informal en la zona.
Según el razonamiento del juez, es cierto que esos establecimientos "no tienen ninguna autorización administrativa" y "no respetan las reglas sanitarias más elementales", tal y como había señalado la Prefectura.
Pero "cumplen otras funciones" más allá de las propias del comercio tales como "constituir lugares de encuentro calmado entre los inmigrantes", argumentó el magistrado, que recordó que los lugares de aprovisionamiento de alimentos instalados por las autoridades tienen largas colas.
El juez consideró que su cierre iría, por tanto, en perjuicio de los habitantes de Calais, que "viven en condiciones de precariedad extrema".
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En contexto
Desde septiembre de 2014 inició una crisis migratoria sin precedente, en 1999, abrieron en Calais el polémico campo de refugiados de Sangatte, lo que atrajo a miles de aspirantes al asilo y, por supuesto, a los traficantes de personas.
Su cierre en 2001 y 2002 por orden del entonces ministro del Interior de Francia, Nicolás Sarkozy, dio lugar a disturbios. Desde entonces, los migrantes han seguido llegando a Calais donde han construido campamentos improvisados cerca del puerto.
