La etíope Etenesh Diro brindó una muestra de amor propio y competitividad cuando se enredó con otras dos corredoras en la carrera de obstáculos de 3.000 metros femenino y se detuvo para arrancar su zapato y el calcetín derecho y continuar así corriendo, aunque finalizara en séptimo lugar y rompiera en llanto.
La atleta de 25 años que fue quinta en Londres 2012, terminó con marca de 9 minutos 34.7 segundos, más de 20 segundos de su mejor marca personal, acto que derribó en absoluto sus pretensiones.
Pero el deporte a veces tiene milagros. Sus aspiraciones no llegaron a su fin debido a que los jueces le concedieron un lugar en la final del lunes.
Con la actuación de esta atleta resulta imposible no traer a colación al competidor Abebe Bikila, también corredor etíope que en los juegos olímpicos de Roma 1960 sorprendió al mundo entero completando los 42 kilómetros del maratón sin calzado.
Su acto de correr descalzo humanizó la exigencia del africano que adicional a su presea dorada, resultó ser la primera medalla de oro para su continente en la historia de los juegos olímpicos.