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El edificio del Cuartel Moncada constituye un símbolo de la lucha revolucionaria del pueblo cubano.

El edificio del Cuartel Moncada constituye un símbolo de la lucha revolucionaria del pueblo cubano. | Foto: Radio hc

Publicado 26 julio 2018



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Cuba celebra cada año la fecha de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, como hecho luctuoso y heroico por la sangre derramada.

El 26 de julio de 1953, un grupo de jóvenes cubanos, liderados por el joven Fidel Castro se propusieron, a riesgo de su vida reescribir la historia política y social de una Cuba que era oprimida por el régimen del dictador Fulgencio Batista.

La justeza de sus ideas llevó a la Generación del Centenario, como se le conoció a este grupo en honor al héroe José Martí, a sembrar la semilla de ese cambio histórico que a pesar del fracaso militar, permitió concientizar sobre la necesidad de lucha para cambiar la realidad imperante, algo que los cubanos aprendieron para construir su historia a partir del 1ro de enero de 1959.

En el año 1973, durante la conmemoración del 20 aniversario de la fecha histórica, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro expresó: “El Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias.  No fue la única amarga prueba de la adversidad, pero ya nada pudo contener la lucha victoriosa de nuestro pueblo".

Cuba celebra cada año la fecha de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, como hecho luctuoso y heroico por la sangre derramada. La isla lo celebra como un día convertido en motivo de regocijo porque el 26 de julio de 1953 se produjo la sentencia de muerte del yugo opresor neocolonial en esta isla del Caribe.

Lo que ocurrió el 26 de julio de 1953


El golpe del 10 de marzo, llevado a cabo por el dictador Fulgencio Batista elevó a su grado más alto la frustración y el descontento del pueblo cubano.

Los males y miserias de una dictadura caracterizada por la represión, la violencia, la persecución y el empeoramiento de las diferencias sociales a las que eran sometidos los cubanos, creó la coyuntura propicia para llevar adelante la salida del régimen batistiano. Esa era la estrategia política de la lucha iniciada el 26 de Julio de 1953. 

El Cuartel Moncada después del asalto del 26 de julio de 1953.
El Cuartel Moncada después del asalto del 26 de julio de 1953

De la juventud ortodoxa salieron los primeros miembros del Movimiento, llamado la Generación del Centenario, al que posteriormente se incorporaron personas de diversos sectores de la población: obreros, estudiantes, campesinos, profesionales, completamente desvinculados de la política tradicional.

Liderados por el joven abogado Fidel Castro, los jóvenes revolucionarios se colocaron a la vanguardia de la lucha por la verdadera independencia de Cuba. En el año del centenario del héroe nacional José Martí, el 26 de julio de 1953 ellos protagonizaron el asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente.

Jóvenes integrantes de la Generación del Centenario.
Jóvenes integrantes de la Generación del Centenario

En la madrugada de ese día, 135 combatientes, vestidos con uniformes del Ejército y dirigidos por Fidel, precisaban el plan de ataque. Se organizaron en tres grupos, el primero con Fidel al frente, atacaría la fortaleza de Santiago de Cuba.

Los otros dos grupos, mandados respectivamente por Abel Santamaría —segundo jefe del movimiento— y Raúl Castro, tratarían de tomar dos importantes edificios contiguos al cuartel: el Hospital Civil, donde se atendería a los heridos, y el Palacio de Justicia, donde radicaba la Audiencia, desde cuya azotea apoyarían la acción principal.

A las 5:15 de aquella madrugada comenzó el ataque bajo el ruido de las balas. De manera simultánea se iniciaron las acciones en Bayamo.

Los asaltantes se hallaban en total desventaja frente a un enemigo superior en armas y en hombres, atrincherado dentro de aquella fortaleza. Otro elemento adverso, también accidental, fue que los atacantes no pudieron contar con varios automóviles donde iban las mejores armas, pues sus ocupantes se extraviaron antes de llegar al Moncada en una ciudad que no conocían.

Fallido el intento de tomar la fortaleza, después de más de dos horas de combate, Fidel, que no quería retirarse, ante la difícil situación, no tuvo otra alternativa que dar la orden de retirada. Terminaban así las acciones militares del 26 de Julio en Santiago de Cuba.

Después del asalto, los esbirros del tirano, cumpliendo sus órdenes de matar a diez revolucionarios por cada soldado muerto en combate, se dieron un baño de sangre con los asaltantes prisioneros.

El cuartel Guillermón Moncada, en el año 1953, era la sede del regimiento número 1 en la ciudad de Santiago de Cuba, capital de la entonces provincia de Oriente. Por su importancia, el Moncada era la segunda fortaleza militar del país, ocupada por unos mil hombres. Su lejanía de La Habana dificultaba el envío de ayuda. Además, Santiago se hallaba situada en la costa sur, junto al mar y rodeada de montañas, lo que podría servir de refugio a los asaltantes para una posible huida.

El camino de la victoria


Retomar la continuidad de la Revolución constituyó una de las principales virtudes de la hazaña del Moncada, que se volcó en situar el protagonismo popular en el centro de las acciones.

Con ocho asaltantes muertos en combate y más de 50 asesinados posteriormente por los esbirros batistianos, la acción despertó la conciencia nacional en apoyo y simpatía de los moncadistas. La represión desatada por la dictadura reforzó más el sentimiento por derrocarla. 

La Revolución Cubana es el resultado de la acción consciente y consecuente ajustada a las leyes de la historia de la sociedad humana, dijo Fidel Castro en una ocasión refiriéndose a la gesta del Moncada. En la prédica revolucionaria de José Martí estaba el fundamento moral y la legitimidad de la acción armada.

En su alegato histórico “La historia me absolverá”, Fidel expresó: “…De igual modo se prohibió que llegaran a mis manos los libros de Martí; parece que la censura de la prisión los consideró demasiado subversivos. ¿O será que yo dije que Martí era el autor intelectual del 26 de Julio?”

La hazaña histórica del 26 de julio de 1953 marcó el inicio de sucesos que cambiaron el rumbo de una nación entera. La grandeza de esta histórica hazaña trascendió las fronteras patrias e inició una nueva era en América Latina.


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