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Integrantes de movimientos sociales bloquean este viernes el acceso al aeropuerto internacional Cúmbica de Guarulhos, durante una protesta para la huelga.

Integrantes de movimientos sociales bloquean este viernes el acceso al aeropuerto internacional Cúmbica de Guarulhos, durante una protesta para la huelga. | Foto: EFE

Publicado 28 abril 2017



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"La idea no es hacer un acto, sino sacar a la gente para las calles y plazas; parar todo", adelantó una integrante de la CUT, de cara a la primera huelga desde 1996.

Brasil, uno de los países con mayor tradición sindical en el continente, vive este viernes una huelga general que amenaza con ser la más vigorosa que se haya realizado en los últimos 30 años, dado el repudio que generan las políticas neoliberales del presidente no electo Michel Temer.

Desde 1996, cuando organizaciones sindicales ocuparon las calles para protestar por el desempleo y los bajos salarios, no se presentaba una convocatoria como la que se espera para este viernes.

>> Brasil anuncia primera huelga general para este viernes

Desde horas de la madrugada de este viernes personas en varias ciudades de Brasil han comenzado a protestar de diversas formas, para así dejar constancia que están a favor de la huelga y optan porque no sea un día común y corriente para el país.

"La idea no es hacer un acto, sino sacar a la gente para las calles y plazas; parar todo, la producción y los servicios; transformar las ciudades en ciudades fantasmas", señaló la directora de Comunicación de la Central Única de los Trabajadores (CUT), en el estado de Pará, Vera Paoloni.

Por su parte, el presidente de la CUT, Vagner Freitas, aseguró que la huelga general plasmará el rechazo de la clase obrera y los movimientos populares y sociales a la modificación del sistema de pensiones y de la legislación laboral.

La medida coincide con unas cifras de desempleo récord, que alcanza a 13,5 millones de personas, y una crisis económica profunda que el Ejecutivo brasileño intenta atajar con una batería de polémicas reformas que han derivado en la huelga de este viernes. 

Una de ellas es la reforma laboral, aprobada por la Cámara de Diputados en la noche de miércoles y que, de ser ratificada por el Senado, abrirá la puerta al abaratamiento de los costos laborales, permitirá negociar convenios colectivos con valor de ley y dará un duro golpe financiero a los sindicatos al eliminar la contribución obligatoria que les asignaba la normativa. 

Los sindicatos, como promotores de la protesta, junto a movimientos sociales llevarán la batuta. A ellos se han unido diversos sectores de la sociedad, entre ellos está incluso profesores de colegios de élite y algunos jerarcas de la Iglesia Católica.

"Reformas de tamaña importancia no pueden llevarse a cabo sin un amplio debate", apuntó en una entrevista publicada en el portal de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) su secretario general, el obispo auxiliar de Brasilia, Leonardo Steiner.


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