El juez Mario Carroza acusó este viernes a 13 exmilitares de quemar intencionalmente y abandonar a dos jóvenes durante una protesta contra la dictadura de Augusto Pinochet en julio de 1986 en Chile.
Entres los acusados por Carroza, se encuentran los tres jefes de las patrullas que participaron en el ataque contra el fotógrafo Rodrigo Rojas de Negri, que falleció, y Carmen Gloria Quintana.
Carroza estableció que el 2 de julio de 1986, día de una protesta nacional contra la dictadura de Pinochet, tres patrullas militares se encontraron con los dos jóvenes en una barriada al este del centro de Santiago, los detuvieron, obligaron a Rojas a tenderse en el suelo y a Quintana a pararse junto a una muralla con las manos en alto.
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“Son rociados sus cuerpos con combustible y mediante el empleo de un elemento adicional, se les prende fuego. A consecuencia de esa acción se incendian sus ropas y resultan ambos con sus cuerpos quemados en una importante proporción, recibiendo la ayuda y el auxilio de algunos conscriptos que lograron apagar el fuego empleando para ello frazadas”, explicó el juez chileno.
Carroza acusó a 11 de los 13 involucrados de ser los presuntos autores del homicidio calificado por la muerte de Rojas y de homicidio frustrado en el caso de Quintana. El chofer del camión que llevó a los jóvenes hasta una zanja lejana fue sindicado como supuesto cómplice y el entonces coronel René Muñoz, jefe del regimiento al que pertenecían las patrullas, fue catalogado de presunto encubridor.
El caso de "los quemados", como es conocido en el país, es una de las miles violaciones a los derechos humanos que cometieron los militares durante la dictadura de 1973 a 1990, que dejó un poco más de 40.000 víctimas, entre ellos 3.095 muertos, de los cuales al menos mil continúan desaparecidos.